Pedro Sánchez le niega la mano al rey
Al parecer, los asesores jurídicos de Presidencia del Gobierno no se han leído la Constitución o, a lo peor, Pedro Sánchez se ha lanzado a la piscina sin consultarles.
A ver, entrevista con el medio amigo, Diario.es: tras su petulante ataque del miércoles a la Monarquía, ojo a Juan Carlos I y a Felipe VI, a los dos, Sánchez da un paso más. En su lucha por la “ejemplaridad”, Sánchez asegura que va a suprimir, o reducir, la inviolabilidad del Rey.
Sólo hay un problema: para hacer eso, Sánchez no tiene competencias… ni la mitad de la fuerza que debería tener.
A ver campeón, la inviolabilidad del monarca -y muchos piensan que también la del rey abdicado- se recoge en el Título II, artículo 56, donde se decreta, no sólo que la persona del Rey es inviolable y que los que refrendan sus actos, por ejemplo, el Gobierno, se hacen responsables de los mismos, sino que, para modificar el Título II se establecen un serie de condiciones, recogidas en el artículo 168): “Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Titulo preliminar, al Capítulo segundo, Sección primera del Título I, o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes”.
A ver, Pedro: ¿para fastidiar el Rey cuentas con el voto de los dos tercios del Congreso? ¿A qué no? Pero no sólo eso: es que, además, luego deberías disolver las cámaras, convocar elecciones y volver a votar la inviolabilidad. Largo camino que no creo que quieras recorrer.
Entonces, ¿ha sido ignorancia, una metedura de pata presidencial? Sí pero una metedura de pata oficiada por su inevitable chulería y por su obsesión anti-monárquica, que es, para él y para Iglesias, obsesión anticristiana.
Todo lo que está ocurriendo se refleja en la instantánea adjunta del reciente encuentro hispano.luso, donde el presidente del Gobierno le niega la mano al Rey de España. No por prepotencia: era para cumplir las normas sanitarias. A lo mejor alguien cae en la cuenta de que el ataque a Juan Carlos I es ataque a Felipe VI y a la Monarquía.
En cualquier caso, un presidente del gobierno debería conocer algo más, por ejemplo, la Constitución.