- El fiasco no puede ser mayor: compró en 2008 el 80% por 61.000 millones para salvarlo y las pérdidas en siete años ha sido de 67.500 millones.
- Y encima, el Estado perderá otros 9.720 millones con la venta. Compró a 500 peniques las acciones que ahora están a 354.
- Y el ministro de Economía, George Osborne, dice que si siguen en la entidad las pérdidas serán mayores todavía.
- Y ya saben quién pagará el desaguisado: los contribuyentes. Lehman Brothers quebró en 2008 y no costó nada a los ciudadanos.
El Reino Unido va salir escaldado de la venta del
Royal Bank of Scotland, al que salvó de la quiebra en 2008 comprando el 80%. Eso y en un país europeo que es el segundo que más dinero ha destinado para recatar a la
banca: la friolera de 140.157 millones de euros entre 2008 y 2013. Por delante está
Alemania, con 144.143 millones y en tercer lugar
España, con 94.753 millones, según
los últimos datos que dio la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia).
Los datos relucen de nuevo a la vista de la última decisión del Gobierno británico: la venta de su participación en uno de esos bancos rescatados, Royal Bank of Scotland (RBS), para evitar que el Estado pierda todavía más en la aventura de ese rescate.
RBS fue
salvado en 2008 por el Gobierno laborista de
Gordon Brown con una inyección de 61.000 millones de euros para hacerse con el 80% del capital y evitar su
quiebra. Pero evitar esa quiebra, la verdad, le ha salido bastante cara.
El banco sistémico -esencial para la supervivencia del sistema financiero inglés, eso se dijo en entonces- ha sido como un grano en la piel: no ha dejado de perder dinero desde el rescate. En concreto, 67.500 millones de euros, después de su número rojos de 4.725 millones en 2014.
Una prueba del algodón más que arroja grandes sombras en el escaparate de los rescates bancarios europeos que no han funcionanado, aunque se sigan defendiendo como la mejor opción desde los gobiernos.
Ayer mismo, el ministro español de Economía, Luis de Guindos. En Estados Unidos, en el mismo año que Gran Bretaña rescataba a su banca, 2008, quebró
Lehman Brothers (vale, era un banco de inversión) y no pasó nada. El contribuyente no pagó por sus excesos.
El ministro británico de Economía,
George Osborne, ha explicado la decisión en Londres, durante un discurso en la
City, el centro financiero de la capital. Por cierto, Osborbe, como
David Cameron, es
miembro del elitista, exclusivo y vandálico club Bullingdon. El ministro ha dicho que el Gobierno irá vendiendo progresivamente su participación y para ello ha tenido en cuenta un informe independiente que advierte de que es la medida más prudente si quiere evitar mayores pérdidas.
En suma, tira por calle de en medio. Y conviene no olvidar que cuando un Estado pierde en este tipo de operaciones, el que pierde de verdad, a través de los
impuestos que paga, es el
contribuyente.
El Gobierno podrá las acciones de
RBS, en una primera fase, a disposición de las
instituciones financieras y posteriormente, también para los
inversores particulares. Pero tendrá muy difícil salir airoso de la operación. El Estado pagó hace siete años 500 peniques por cada acción del Royal, que ahora está en 354. El banco de inversiones
Rothschild ha puesto negro sobre blanco lo que el Estado puede perder con la venta: en torno a 9.720 millones de euros.
Y eso que bajo la dirección de
Stephen Hester, de 2008 a 2013, y de
Ross McEwan, el banco ha afrontado una profunda reestructuración no exenta de escándalos por manipulación del Líbor.
El Gobierno británico también compró parte de las acciones de
Lloyds durante la crisis económica y llegó a poseer el 43% de la entidad, poniendo 27.935 millones de euros. Esa participación se fue reduciendo después hasta el 17,9%.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com