• La caída del 22% del beneficio (2.225 millones) sigue al retroceso de ingresos (-6,7%) y Ebitda (-4,6%).
  • La reducción del dividendo, por problemas de caja, será de 0,20 euros para este año y 0,36 euros en 2017.
  • La deuda, en 49.984 millones, se ha mantenido a pesar de las desinversiones en activos.
  • Canal Plus ha dado un valor añadido a la compañía inferior al precio pagado.
Tremendo sobresalto el que ha dado Telefónica esta mañana de jueves, que desde las 7:30 ha depositado tres documentos consecutivos que han puesto boca abajo el mercado. Con todo, el efecto en bolsa de los resultados hasta septiembre se ha quedado en una caída de algo más del 1%. El primero anunciando el recorte del dividendo para los ejercicios 2016 y 2017 por problemas de caja. Las reducciones son de 0,20 euros para este ejercicio y 0,36 para el próximo, primera bomba que los autodenominados "expertos" habían sido incapaces de predecir. Otra cosa es que, a toro pasado, era fácil saber lo teníamos delante de las narices. Hispanidad, no obstante, ya se adelantó, al señalar que el un crucial Consejo de Telefónica podía modificar el dividendo. Era demasiado evidente que la compañía arrastraba unos problemas estructurales que lastraban su rentabilidad. Pongan ahí una plantilla sobredimensionada -que va reorganizando como puede-, una inversión alta en inmuebles de poca utilidad operativa y quizás demasiado sobrevalorados, inversiones que no están produciendo el retorno que se esperaba -como Canal Plus, que probablemente ha dado un valor añadido a la compañía inferior al precio pagado-, la de momento frustrada venta de O2 en el Reino Unido, la frustrada salida a bolsa de Telxius, las inversiones en tecnología de fibra óptica, que la operadora se ve obligada a compartir con una competencia que da servicio a precios inferiores. Y paro aquí, pero podíamos seguir. Todo esto lleva a Telefónica a un llamémosle semi colapso de su liquidez, y sinceramente creo que ha generado muchísimas dudas en José María Álvarez Pallete y su consejo de administración sobre el camino financiero de la compañía. Para empezar, la deuda, 49.984 millones de euros, por mucho que se obstinen en decirnos que es inferior a la que esperaban los "expertos" (alrededor de más de 50.000 millones de euros). La forma de mantenerla no ha sido por generación de flujos del negocio, sino más bien por los flujos creados por desinversiones en activos, como su participación en China Unicom, y el impacto de la bajada de los tipos de cambio sobre la deuda en divisas. Más dudas. Los ingresos, que en septiembre ha bajado un 6,7% respecto a 2015, y el Ebitda, un 4,6%, alcanzando los 11.931 millones. Cierto que los resultados financieros han mejorado en 72 millones, en gran parte por las repetidas bajadas de tipos de interés. Con estas cifras casi necesariamente el resultado neto de 2.225 millones tenía que ser inferior al de 2015. En este periodo se han dejado en el camino 627 millones, un 22% menos que en pasado ejercicio. Esta ha sido la segunda bomba el pobre resultado registrado. La tercera y más importante para mí, es el triste y sombrío análisis de los riesgos que acechan al desarrollo de la compañía en el ámbito de los mercados en los que opera. Así explican que, dada la interacción entre el crecimiento económico y la estabilidad financiera de la compañía -si se llegasen a cumplir los factores de los diferentes riesgos económico, financiero y de cambio-, podrían afectar seriamente a Telefónica en su capacidad para obtener financiación o liquidez (creo interpretar que se ven con el agua al cuello, ¿no?) y que esto repercutiría de forma negativa en sus resultados, situación financiera y capacidad de generación de efectivo. Así, analizando más en detalle, el Brexit del Reino Unido, se solucione como se solucione, traerá un ajuste económico en sus inversiones. No se olvide que el 13,7% de sus ingresos proviene del Reino Unido. También incluyen como factor determinante la inestabilidad política en algunos países de Europa y la inestabilidad financiera de su sistema bancario pendiente de reestructuración. En Hispanoamérica les preocupa los riesgos de cambio y la caída de los precios de las materias primas; en EEUU, la subida de los tipos de interés y en China, la ralentización de su crecimiento. Vamos todo un poema y posible pánico para sus inversores cuando lo lean. Pero una luz de esperanza y tranquilidad: su presidente remarca que la compañía tiene activos suficientes para desinvertir y continuar con la ruta fijada para reducir el apalancamiento de la compañía en el caso que la venta de O2 no pueda salir adelante o se retrase. ¡Todo un alivio! Rodrigo de Silos redrigode@hispanidad.com