La singladura de Pallete, el hombre tranquilo, en la procelosa Telefónica
Disculparán que hoy, jueves 29, me permita la licencia de hacerme una pequeña auto loa al principio de este artículo, pero es que las canas, además del color al cabello, nos traen experiencia. Esto viene a que el tiempo me ha enseñado que cuando una sociedad comienza sus presentaciones con datos estadísticos, o con la introducción de más de veinte líneas de su presidente -José María Álvarez-Pallete en ningún momento habla del resultado de la compañía-, implica casi al 100% un mal resultado.
Esto ha pasado esta mañana con Telefónica, que en su informe trimestral presenta cifras que, si bien mejoran ligeramente algunos epígrafes del trimestre anterior, continúan muy lejos de las cifras obtenidas en el pasado ejercicio. Vamos a empezar por el resultado neto atribuido, que su presidente no ha citado, 671 millones de euros (M€), un 51,5% inferior al obtenido en septiembre de 2019 y con un tercer trimestre en el que registra pérdidas por 160M€.
Parece claro que la justificación de los malos resultados del pasado trimestre ya no sirven para este, ya que la bajada en la cifra de negocios, 32.167M€, un -10,7% respecto a 2019, no da por sí sola para explicar el resultado. Y si, efectivamente, la crisis sanitaria ha sido determinante en su descenso, lo ha sido en su mayor parte por daños colaterales y especialmente en los mercados iberoamericanos, donde el descenso de la cifra de negocios se cifra en -591M€ por menor facturación y en -959M€ por los tipos de cambio, estos últimos en especial debidos al Real Brasileño. Dentro de otros ingresos (1.003M€) se han incluido 899M€ de plusvalías por ventas de activos con los que la compañía ha hecho caja y ha intentado minorar los 919M€ de pérdidas por deterioros, en los que principalmente se recogen 785M€ de deterioros en Telefónica Argentina.
Los gastos por operaciones, 22.205M€, -15,3% en relación con los registrados en 2019, se han visto también influidos por los tipos de cambio, obviamente en sentido contrario de los ingresos y a los 1.876M€ que se registraron en 2019 por gastos de reestructuración en Telefónica España y Alemania.
Con estas cifras, el resultado operativo de la compañía antes de amortizaciones es de 9.747M€, un 14,9% inferior al de 2019. Y el resultado operativo de 2.668M€ es un 26,3% menor al del pasado ejercicio.
Hasta aquí la situación puramente de negocio de Telefónica. En plena pandemia, la compañía, que ha apostado fuerte por unos mercados bastante inestables como los suramericanos y que supusieron el 36,2% de su cifra de negocios a finales de septiembre, con todo lo que ya hemos visto, tiene este riesgo: que en una situación de tensión como la actual asumes doble riesgo, comercial y financiero, por los tipos de cambio. Y esta vez, Telefónica ha hecho pleno con los dos.
Nos queda por ver la situación financiera que en la cuenta de resultados ha significado unos resultados financieros de -1.280M€, un 8% inferiores a los de 2019, debido a la reducción de la deuda en 1.068M€ respecto al cierre de 2019, por el menor valor de la deuda en divisas (-1.221M€). El total de la deuda a final del trimestre era de 36.676M€, que me parece una cifra muy elevada. El flujo de caja libre ha sido de 2.801M€ frente a los 4.150M€ de 2019, un 32,5 menos en términos porcentuales, teniendo en cuenta que ha destinado 2.590M€ menos a inversiones (capex).
Pues esta es la actual situación de Telefónica. La Sra. Merkel se debe estar frotando las manos, al igual que Deutsche Telekom, ya que todos los rumores de fusión de los últimos meses podrían estar a la puerta de una realidad, en especial si nuestra principal compañía en comunicación continúa ‘derrapando’ en su carrera por los mercados hispanoamericanos, que pueden llegar a ser una tremenda rémora si la crisis continúa alargándose como estamos viendo que pasará. Puede ser un problema de resistencia o resiliencia, que no es lo mismo.