El programa del PSOE-Podemos asegura que modificará la normativa par imponer el “sólo el sí es sí” en las relaciones sexuales.

Por un lado, lo que decía en Internet una mujer con sentido del humor inteligente y cierta dosis de ironía cínica: “Pues yo nunca he dicho que sí antes de las relaciones sexuales… ¡a ver si me han estado violando y yo no lo sabía!”.

En efecto, las relaciones sexuales entre hombre y mujer no suelen contar con certificado de ‘positividad’.

Pero Sánchez y Podemos son tan ‘feministos’, que miren por donde, castigarán a aquel varón que haya copulado y/o fornicado sin que la compañera de coito o fornicio haya dado un sí expreso, sonoro, a ser posible ante notario.

Cosas de ‘feministos’ y sólo hay dos cosas que las feministas rechazan: la virginidad y la maternidad

Es decir, que Sánchez e Iglesias van a crear un coladero para golfas resentidas. Sí, golfas, porque aprovechar las relaciones íntimas para arremeter contra el otro -o la otra- es cosa de golfas y golfos. Dos, porque ante una acusación como la que posibilitará el acuerdo PSOE-Podemos ningún varón tiene defensa alguna.

El marco (no estatutario sino conceptual, o así, que dijo un vasco): ya hemos dicho que sólo hay dos cosas que no soporta una feminista: la virginidad y la maternidad. Si lo piensan un poco, la raíz de ambas aversiones es la misma: la incapacidad de la feminista para comprometerse con nada ni con nadie. Todo el actual feminismo está apoyado en un mismo soporte: romper el matrimonio y la convivencia. Y, antes de nada, no olviden que el compromiso y la donación de uno mismo -es decir, la capacidad de amar- es lo que constituye la esencia y la maravilla de la feminidad.

Tengo la sensación de que en el siglo XXI son las mujeres las que rompen los matrimonios, mucho más que los varones. Un gran avance progresista

¿Esta usted diciendo que feminidad y feminismo son antitéticos? Sí, estoy diciendo justamente eso, pero con dolor: debería ser una obviedad, por tanto, innecesaria.

Ahora bien, lo que resulta más peligroso es la pérdida de la capacidad de amar en más de alguna mujer moderna. Es decir, el desamor, la incapacidad para amar, en la que viven muchas mujeres. Por ejemplo, todas las inoculadas por el virus feminista. La tendencia actual es la de poner en solfa permanentemente el matrimonio y masculinizar las relaciones sexuales. Es decir, en caminar hacia atrás. Tengo la sensación de que en el siglo XXI son las mujeres las que rompen los matrimonios, mucho más que los varones.

Por cierto, todo el mundo sabe distinguir entre una relación sexual consentida y la que no lo es. Basta con ser sincero, porque el sexo ante notario no se va a conseguir, pero sí servirá para que cualquier resentida mienta para vengarse de su pareja.