El CEO del grupo Orange, Stéphane Richard, ha puesto su cargo a disposición del Consejo, aunque su mandato termina a mediados de 2022
En París no tienen claro el futuro de Orange España. Demasiados operadores convergentes -cinco con Virgin- para un mercado muy maduro y una población que no llega a los 48 millones de habitantes. Laurent Paillassot, nombrado CEO de la filial española en octubre de 2015, logró mantener el segundo puesto en el ranking de operadoras, por delante de Vodafone, pero a costa de disparar los gastos. Cinco años después, Paillassot abandona el grupo y le sustituye Jean-François Fallacher, que llegará en septiembre para comenzar una nueva etapa.
Primera pista: hasta ahora, Fallacher ha sido el máximo responsable de la operadora en Polonia y ha logrado colocarla como líder del sector, gracias a la convergencia y a la diversificación del negocio. Eso está muy bien, y se parece mucho a la situación de la teleco en nuestro país. Lo que define a Fallacher, sin embargo, es que es experto en low cost y allí no disparó los costes como sí hizo Paillassot en España.
Así las cosas, el nuevo CEO llega sin una hoja de ruta definitiva. La Opa de los fondos sobre MásMóvil ha removido los cimientos del sector. “Orange no está en condiciones de hacer una contraoferta por MásMóvil, pero estudiamos todos los escenarios para sacar partido de una potencial recomposición del mercado con la operación”, afirmó Stéphane Richard, consejero delegado del grupo Orange, en una entrevista publicada esta semana en Les Echos y recogida por El Economista.
Y los escenarios que se abren a partir de ahora tampoco son tantos: fusión con Vodafone, compra de Euskaltel-Virgin (muy poco probable en el corto plazo, dada la juventud de Virgin) y la venta de Orange España a MásMóvil, algo muy improbable: España sigue siendo el segundo mercado del grupo, sólo por detrás de Francia. ¿Y Telefónica? La teleco que preside José María Álvarez-Pallete está focalizada en su plan estratégico anunciado en noviembre y no hará nada que se salga de él a no ser que sea una oferta irrechazable.
Lo que es prácticamente inevitable es que Fallacher tendrá que recortar gastos. Telefónica y Vodafone ya lo hicieron.