Onur Genç estudió ingeniería eléctrica en la universidad de Bogaziçi, en Estambul, está casado y tiene dos hijos
El consejo de administración de BBVA ha sorprendido a propios y extraños con el nombramiento del turco Onur Genç como CEO. Está claro que se acrisola la escuela bancaria española: el Santander tendrá un italiano como primer ejecutivo, Andrea Orcel; el BBVA, a un turco, de nombre Onur Genç. Auguramos una carrera muy prometedora a los cargos directivos de la banca española… suponemos, en la banca extranjera.
Del escueto hecho relevante enviado a la CNMV a cierre de mercado (en el documento adjunto), ¡uy que miedo!, hay que resaltar una palabra: Carlos Torres Vila será presidente “ejecutivo”. Es decir, que BBVA contará con un presidente ejecutivo, Torres, y con un primer ejecutivo, que será segundo, Genç. Y miren ustedes, esto es lo que pone los pelos como escarpias al BCE.
Un Mckinsey (Torres) nombra a otro Mckinsey (Genç)
Pero, oiga, ¿no habían llegado ya a un acuerdo? Efectivamente: el BCE aceptó un presidente ejecutivo como sucesor a cambio de adelantar la salida de FG a antes de enero de 2019. En definitiva, el todavía presidente del BBVA le ganó la partida al BCE, que quería imponer su esquema: un presidente chairman (presidente no ejecutivo) y un CEO con plenos poderes. Que, por cierto, no habla español.
Pero en Fráncfort sentó a cuerno quemado el anuncio de que el nuevo CEO sería nombrado antes de la marcha de FG. El presidente del BBVA les había colado un gol por toda la escuadra -gol que se ha concretado este miércoles- y el cabreo en la sede del BCE aún perdura. Tanto es así que en Fráncfort buscan la manera de reconducir la situación para que el sucesor de FG sea lo más parecido posible a un presidente chairman.
El BCE está dispuesto a todo: si Torres no le va a levantar las alfombras, tal vez lo hagan desde Fráncfort
Efectivamente, el BCE aún no se ha rendido, ni mucho menos, y ha exigido a FG la lista detallada de las funciones que tendrá Torres Vila. El presidente será ejecutivo pero con las atribuciones que le permita el BCE. Y cuidado, porque, aunque es poco probable, la exigencia del supervisor podría bloquear la sucesión. En este caso concreto, cobra especial relevancia la coletilla 'final' del comunicado del BBVA: "todo ello, una vez se hayan obtenido las autorizaciones correspondientes". De postre, y para aumentar la presión, el BCE ha amenazado con revisar, también, las retribuciones de FG, siguiendo la nueva doctrina de salarios con efecto retroactivo con (cláusula clawback), incluidos los 80 millones que se llevó como pensión en 2010, cuando cumplió 65 años.
En definitiva, la presidenta del Consejo de Supervisión del BCE, Danièle Nouy, está dispuesta a todo: si Torres no le va a levantar las alfombras, tal vez lo hagan desde Fráncfort. Revisar el pasado podría dejar en entredicho las bondades que pregona FG siempre que puede. Turquía, un país en el que se empeñó Carlos Torres, empantanado -BBVA no se puede marchar y tampoco aumenta su participación en Garanti por encima del 50%- México, bajo las amenazas de López Obrador, la filial norteamericana que no termina de despegar, una digitalización que nadie sabe hacia dónde va…