Naturgy no renueva el contrato con Moody's. En una nota de prensa, la empresa ha comunicado a la CNMV su decisión de no mantener su contrato de calificación crediticia.

Se veía venir, no en el caso concreto de Naturgy, porque el malestar con las agencias de calificación de riesgo se remonta en el tiempo

Así que, la compañía dirigida Francisco Reynés se ha liado la manta a la cabeza y le ha enseñado la puerta, en principio, a Moody's. Aseguran fuentes del grupo energético que están cansados de la política que siguen estas agencias a las que ‘animan’ a que califiquen a la empresa con la información pública que tienen a su alcance, la que está a disposición de todos… “porque Naturgy ha decidido no pasarles ni un dato más”. Y añado yo, no pagar ni un euro más.

Desde Naturgy explican además que disienten del sistema de catalogación y calificación de estas agencias. Un sistema que no es baladí porque, y solo es un ejemplo de lo que suele o puede ocurrir, una rebaja en el rating repercute en el éxito o no de las emisiones de bonos. Hablamos de dinero, y ya sabemos que con el dinero no se juega.

Eran otros tiempos cuando el ex presidente del Banco Santander, Emilio Botín, recibía a los delegados de Moody’s para Europa con los pies encima de la mesa 

Cuando nos referimos al rating, nos referimos a la escala de calificaciones que se elabora después de analizar varios aspectos de una empresa, o un Estado, como la solvencia, la política de Recursos Humanos, las relaciones con sus clientes y proveedores, y la responsabilidad social de la empresa. 

Hay que recordar, además, que las agencias utilizan dos criterios para hacer su trabajo. El criterio real por el que manejan, estudian, las cuentas de la empresa para saber cómo está la salud de esa compañía, y el criterio legal con el que analizan y califican la capacidad que tiene esa empresas para pagar sus deudas, para pagar a sus acreedores. Pero…van más allá, y bajo ese mismo criterio legal, plantean un escenario para ver qué haría el Gobierno de turno si esa empresa estuviera a las puertas de la quiebra. Es decir, si la dejaría caer o no. Si se diera el caso de que se produjera un rescate, esa compañía en cuestión tendría un crédito legal de 10.

Que Naturgy se atreva a romper con una de las grandes no es una cosa menor. Sabemos cómo se las suelen gastar en estos casos ya que, como mínimo, te colocan bajo sospecha.

Y aunque es cierto que no actúan con la misma soberbia en todas las circunstancias… si, por un casual, se atrevieran a hacerlo, se les abre una investigación. Es lo que hizo Barack Obama en 2011 tras ver cómo la inapelable solvencia crediticia de Estados Unidos se había resquebrajado al menos en opinión de la agencia de calificación Standard & Poor's, que, por sorpresa, y allá por agosto de ese año bajó su calificación de AAA, la máxima posible, a AA+.  Obama no tardó en reaccionar y arremetió duramente contra la agencia afirmando que no necesitaba que "ninguna agencia" le dijera que tenía problemas y que Estados Unidos siempre sería un país triple A.

Que Naturgy se atreva a romper con una de las grandes no es una cosa menor. Sabemos cómo se las suelen gastar en estos casos ya que, como mínimo, te colocan bajo sospecha

Las suspicacias de la UE

Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch han levantado, y levantan todavía, numerosas suspicacias en el Viejo Continente. José Manuel Durao Barroso, que consideraba necesario romper con su oligopolio, les llegó a acusar de tener un sesgo antieuropeo mientras Angela Merkel, en sus buenos tiempo, reclamaba la creación de una agencia europea de calificación, algo que nunca se ha llegado a materializar porque, ya sabemos, los europeos nunca nos ponemos de acuerdo.

Y es que, una de las razones por las que se critica a las agencias de rating es la situación de oligopolio en la que trabajan, lo que les permite actuar libremente y sin competencia. En todo el mundo existen casi un centenar de ellas pero el sector está controlado por solo tres: Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch.

Otra de las razones es que, al inicio de la crisis internacional, ninguna de ellas tres supo adelantar el ciclo bajista y el cataclismo económico que golpeo a todo el planeta. La aparición de la crisis financiera que se inició en 2007-2008 con las hipotecas basura en la banca norteamericana dejó en evidencia a las agencias de rating.

Obama abrió una investigación en 2011 a estas agencias tras ver cómo la solvencia crediticia de Estados Unidos se había resquebrajado, en opinión de Standard & Poor's

De momento ha sido Naturgy la que ha puesto la pica en Flandes, un movimiento que no tiene pinta de provocar un efecto contagio en otras empresas españolas.

Eran otros tiempos cuando el ex presidente del Banco Santander, Emilio Botín, recibía a los delegados de Moody’s para Europa con los pies encima de la mesa en un acto de chulería, de lo más pertinente, para dejar bien claro que quien conocía su banco era él, y no aquellos proveedores a quienes pagaba para que le pusieran nota.