• En España fue la muerte política de Pepe Pérez.
  • Y encima, se congelaron los fondos de los clientes.
  • El consejero delegado del banco presionó al director comercial para que asumiera toda la culpa, según explica en un escrito póstumo ante notario.
Después de todo lo que ha pasado, los que acusaron a Banca Privada de Andorra (BPA) de ser el instrumento de las redes criminales chinas, venezolanas o rusas para blanquear dinero, se han desentendido y no han presentado denuncia alguna. Y es que, al final, esas tramas criminales no han aparecido por ninguna parte. Es más, cuando las autoridades andorranas han acudido a Washington para pedir explicaciones sobre quiénes eran los clientes mafiosos, los norteamericanos han admitido que se equivocaron, que en realidad no tenían pruebas contra nadie. Peor incluso que el Ejecutivo de Andorra, que secundó las directrices de EEUU y puso patas arriba BPA sin ninguna prueba, fue la actitud del Banco de España con la filial Banco Madrid. Al final, entre unos y otros se cargaron el banco de los hermanos Higini y Ramón Cierco, que han decidido reclamar ante las autoridades andorranas. Entre otras consecuencias, la caída de Banco Madrid supuso la muerte política del presidente de la entidad, Pepe Pérez, y que en su día fue director general de inspección del Banco de España y participó en el consejo de sabios que diseñó el nuevo esquema de supervisión bancaria. Además, la falsa acusación de EEUU provocó la congelación de los fondos de los clientes. En definitiva, todo un despropósito. A todo esto, el diario Cinco Días pública este miércoles un documento en el que el exdirector comercial del BPA, Josep María Escuer Saura, explica las presiones que sufrió por parte del consejero delegado, Joan Pau Miquel, para que asumiera toda la culpa. A cambio, Miquel le prometió dinero y trabajo de por vida a su hijo. Escuer, que sufría una enfermedad terminal, falleció antes de declarar, pero dejó todo por escrito ante notario, con la orden de entregar el documento al juez en caso de que falleciera. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com