• La entidad admite que este año no alcanzará el beneficio de 2015.
  • La reducción de las provisiones no es suficiente para compensar la caída de los ingresos.
  • Además, se mantienen los gastos administrativos.
La llegada de Commerzbank a nuestro país supuso una novedad importante. Al abrir sólo una oficina operativa, no dependía del Banco de España, sino del Banco Central de Alemania, lo que suponía que los depósitos estaban asegurados hasta una cierta cantidad. Por entonces, el BdE no lo exigía, por lo que el Commerzbank logró captar a muchos clientes españoles que buscaban seguridad para su dinero. Fue la gran novedad y lo que propició un muy exitoso comienzo en España. Pero eso es historia. La realidad actual del segundo banco alemán es bien distinta. Para empezar, está parcialmente nacionalizado -el Estado posee un 15%- y no atraviesa sus mejores momentos, aunque eso es una constante de todo el sector. Concretamente, de enero a marzo, el banco que aún preside Martin Blessing -dejará el cargo en octubre de este año- (en la imagen), redujo su beneficio neto un 51,8% y no superó los 163 millones de euros. Una caída importante que impedirá igualar el beneficio total logrado en 2015, que ascendió a 1.062 millones. Lo cierto es que, durante el primer trimestre, el banco redujo las provisiones en 10 millones de euros, pero no fue suficiente para compensar la caída de los ingresos, que lo hicieron en 417 millones al pasar de 2.785 a 2.314 millones. A esto hay que unir que los gastos administrativos (1.893 millones) fueron prácticamente los mismos que los registrados un año antes. A pesar de todo, el director financiero, Stephan Engels, ve la botella medio llena: "En vista de la difícil situación en los mercados de capital y el entorno de los tipos de interés, que cada vez es más desafiante, el banco ha logrado un beneficio operativo razonable en el primer trimestre". Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com