- El presidente quiere que la ley ampare a las personas que se niegan, por motivos religiosos, a ejercer una tarea que va contra sus creencias.
- En EEUU, hay casos en los dueños de negocios particulares son multados por oponerse a cumplir los encargos en boda LGTB.
La
Administración Trump ha solicitado, mediante un informe, a la Corte Suprema que se pronuncie sobre el caso de la 'tarta gay', publica
Infocatólica.
Este caso comenzó en 2012 cuando una pareja homosexual acudió a la pastelería de
Jack Phillips, en Lakewood, Colorado, para encargar una tarta especial que estuviese a la altura del día de su boda.
El pastelero se negó alegando que hacer una tarta como ellos pedían para una
boda homosexual iba contra sus principios -no se negó a vender una tarta ya hecha, sino a hacer la que ellos pedían-
y les recomendó otras pastelerías en las que podían encontrar esos servicios.
Así lo hicieron, pero además de la tarta esta pareja demandó el negocio privado del pastelero ante la unión americana de las libertades civiles (ACLU) por no aceptar su encargo.
Se decretó que el señor Phillips había violado la ley de antidiscriminación del estado y fue multado. Esta decisión le costó lamentablemente el puesto a seis de sus diez empleados, informa LifeSite.
En EEUU ha habido otros casos -la mayoría relacionados con eventos de boda gay- en los que los dueños de negocios particulares fueron multados por negarse a cumplir los encargos de bogas
LGTB.
Pues bien:
Donald Trump quiere que la ley ampare a aquellas personas que por motivo de sus creencias religiosas se nieguen a ejercer una tarea que vaya contra estas.
Por ello, su administración ha presentado un informe ante la Corte Suprema en el que se destaca que «forzar a Phillips a participar en una ceremonia que
viola sus creencias religiosas invade sus derechos enmarcados en la Primera Enmienda» (la cual prohíbe crear una ley que impida la practica de un credo religioso).
E insiste el Procurador General Jeffrey B. Wall, uno de los autores: «Las bodas son ritos sagrados en el ámbito religioso y ceremonias profundamente simbólicas en el secular».
Ese informe le recuerda además a los nueve magistrados de la Corte Suprema, que en el documento que la Justicia elaboró
para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo se enfatizó la necesidad del respeto a la Primera Enmienda para los objetores religiosos.
El actual presidente de EEUU se comprometió a luchar por la
libertad religiosa al comienzo de su mandato y tras su última instancia a la Corte Suprema de EEUU parece que la promesa no era un simple ardid electoral.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com