• El secretario general del PSOE es incapaz de apearse de su sectarismo y su egolatría.
  • Un discurso que comenzó con la renuncia a la imposición… y a partir de ahí comenzó a injuriar al PP.
  • El estilo Sánchez recuerda el viejo chiste: "Oiga caraculo: ¿tiene el libro de cómo hacer amigos?".
  • Para vender el Frente Popular con los comunistas de Podemos, al que no ha renunciado, Sánchez habla de mestizaje ideológico: "el diálogo abre la mente".
  • "Pero no hay que renunciar a nuestras creencias". Muy cierto: las únicas creencias que faltan en el Congreso actual son las creencias cristianas.
  • Gobierno del bien común: lo primero, la eutanasia.
  • Zapaterín-Sánchez propone cerrar las centrales nucleares y no permitir la fractura hidráulica.
  • Nuestros pueblos siguen envejeciendo, asegura. No, envejece España entera por el feminismo y el antinatalismo de la progresía.
A Pedro Sánchez (en la imagen) ya se le conoce como "Zapaterín". El diminutivo es importante por cuanto releva la esencia y las circunstancias. La esencia del zapaterismo era el sectarismo guerracivilista y cristófobo. La circunstancia era la demagogia. Pues bien, en ambas, Sánchez alumno de Zapatero, no alcanza su nivel, pero aprende rápido. Ejemplo: comenzó su discurso, largo discurso, más de horas, de dimensiones castristas,  apelando a la necesidad de contar con el Partido Popular… y a partir de ahí comenzó a injuriar al PP. Comenzó asegurando que los españoles no quieren discursos partidistas… y a renglón seguido se dedicó a machacar la política de Mariano Rajoy. Ni una cosa buena, por muy pequeñita que fuera ha hecho el PP durante cuatro años. El secretario general del PSOE es incapaz de apearse de su sectarismo y su egolatría. Al mismo tiempo, habla de políticas del bien común y política de la humildad. Esto es definitivo, el humilde nunca habla de humildad, ni incluso de soberbia, porque la humildad sólo es la verdad. No Ciudadanos, que sí; no Podemos, que también. Sólo el PP, esencia y circunstancias de todos los males. Eso sí, con la mano tendida, porque lo suyo es "el diálogo". En resumen, el espíritu del discurso de Sánchez se resume en el viejo chiste del hombre que entra en una librería y le espeta al dependiente: "Oiga cara-culo, ¿tiene el libro de cómo hacer amigos?".     Junto a ello, Zapaterín, ojo al dato, habla del derecho al olvido (es decir, a la irresponsabilidad). Bueno, y la ley contra el maltrato animal. Eso es definitivo y sin duda, la ley más necesaria de todas en la España actual. Para vender el acuerdo con los comunistas de Podemos, al que no ha renunciado, Sánchez habla de mestizaje ideológico: el diálogo abre lamente. Lo que recuerda la frase de Chesterton: "Tener la mente abierta es como tener la boca abierta: un signo de estupidez. La mente, como la mandíbula sólo se abre para cerrarla de inmediato sobre algo consistente". Para atraerse a Podemos, a lo que no ha renunciado, Sánchez habla de mestizaje ideológico, es decir, de la macedonia mental que adorna al líder del PSOE. Pero ojo, "no hay que renunciar a nuestras creencias". Muy cierto. De hecho, las únicas ofertas que faltan en el Congreso actual son las creencias cristianas, las mayoritarias en la sociedad española. Insiste Zapaterín en un gobierno del bien común, razón por la cual proponen una ley de eutanasia. También nos dice que el campo envejece. No el campo no, lo que envejece es toda España, porque los progres odian la maternidad y el feminismo progre aún más. Ya saben feminismo, ideología de género, homosexualismo y una ley de libertad religiosa contra la religión cristiana, y una ley de libertad de conciencia para censurar a todo aquel que ni piense como yo. Por cierto ya existe: es el artículo 510 del Código Penal. Es la misma historia del Frente Popular, el que nos llevó a la guerra civil fratricida de 1936. Económicamente, lo de siempre: elefantiasis del sector público, que nadie sabe cómo se va pagar. Bueno, Zapaterín sí lo sabe, con el dinero privado. Incluso Zapaterín no ha aprendido nada de Zapatero y sus meteduras de pata: por eso quiere prohibir la factura hidráulica y las centrales nucleares. Ánimo, volvemos a los molinillos, como Abengoa. Es el legado de Zapatero, el legado que nos ha dejado "a nosotros y a nosotras". La guerra civil está más cerca con Pedro Sánchez, con Zapaterín. Eulogio López eulogio@hispanidad.com