Con estos márgenes, sin negocio internacional, con zonas de sombra y negocios vetados hasta ayer mismo por Bruselas… ya no se puede hacer más. José Ignacio Goirigolzarri está harto de Bankia, no por nada, sino porque considera que ya ha hecho lo que tenía que hacer y que, de aquí en adelante, es prácticamente imposible plantearse convertir Bankia en algo distinto de lo que es actualmente. Sí, puede seguir creciendo orgánicamente, pero poco más.

Por eso, Goiri mira de reojo a su antigua casa, ahora sumida en pleno proceso sucesorio y con el BCE analizando las competencias que tendrá Carlos Torres a partir del 1 de enero. Da lo mismo, porque las posibilidades de Goiri pasan por una fusión BBVA-Bankia. Sí, es solo una hipótesis, pero no es descabellada ni mucho menos, aunque requería de un Gobierno fuerte en La Moncloa, capaz de descolgar el teléfono y 'convencer' a Torres Vila. El resto viene solo. La capitalización bursátil del banco que preside FG asciende a 33.946 millones de euros, frente a los 12.070 millones de Bankia, de la que el Estado posee el 61,3%. Tras la fusión, el Estado afloraría, en cifras muy gruesas, una participación del 15% en la hipotética Bankia-BBVA. Es decir, sería el máximo accionista, con poder suficiente como para nombrar al presidente. Y, ¿quién mejor que Goirigolzarri para pilotar la segunda entidad financiera de nuestro país?

Tras la fusión Bankia-BBVA, el Estado sería el máximo accionista

Desde luego, la operación contaría con el permiso del BCE, que sueña con bancos cada vez más grandes y con menos oficinas. Si a eso añaden el cabreo que tienen en Fráncfort con FG porque se ha salido con la suya nombrando a Torres y a Onur Genç... En definitiva, Danièle Nouy vería con buenos ojos una fusión BBVA-Bankia, con el consiguiente cierre de oficinas y ajuste de plantilla. Más aún en el contexto actual, en el que el sector bancario destaca por su mal comportamiento en bolsa. Sin ir más lejos, Bankia ha perdido este martes un 3,01% y el BBVA, un 2,97%.

También sería una gran operación para el Gobierno, que evitaría titulares negativos acerca de la privatización de Bankia y las ayudas no devueltas.

Y, para terminar, la vieja guardia del BBVA, ex compañeros de Goiri cuando era el CEO del banco. Pasarían de plantearse la jubilación a recibirle con los brazos abiertos. Sí, los antiguos del lugar -Juan Asúa de manera especial- están profundamente cabreados con la sucesión de FG. No porque se marche ahora, sino por lo que deja: Carlos Torres y Onur Genç, un tándem muy McKinsey pero poco bancario para liderar la segunda entidad española.