- Eso sí, gran generosidad en el proceso de escisión: pagamos todos los españoles.
- Los políticos no querían el cierre por resultar malo para sus intereses, en campaña electoral.
- Y más grave ha sido la actitud pasiva y las tragaderas políticas del presidente de la compañía -y Ceo de Endesa-, José Bogas, y del presidente de Endesa, Borja Prado.
Elcogas y los sindicatos han firmado un acuerdo que acaba con el conflicto del cierre de su planta en
Puertollano (
en la imagen) -llevado a cabo el 4 de febrero-, según informa este miércoles la empresa en
nota de prensa, dando cuenta de que con este acuerdo, se termina el conflicto por el cierre de la empresa.
Un ERE de extinción que se ha convertido en un 'case study' para las facultades de ADE, sobre cómo consentir que políticos y sindicatos 'contaminen' un
conflicto laboral que, a cualquier estudiante universitario de primer curso se le presentaría como claro, (más de 200 millones de euros de pérdidas en una empresa cerrada por el Ministerio de Industria), hasta el punto de convertirlo en un mal precedente para el resto del sector.
Elcogas producía electricidad en Puertollano a partir del carbón, con una tecnología singular y limpia, pero muy cara. Tanto, que
sólo la subvención vía tarifa eléctrica con las ayudas al carbón -ahora eliminadas- permitía sostenerla. Los recortes de Rajoy acabaron con esa ficción. Endesa, como primer accionista, junto con Iberdrola, EDF, Enel y EDP, decidieron que había que cerrar. Más de 200 millones de euros de pérdidas eran
plomo en las alas. Y ahí comenzaron los despropósitos.
Las Federaciones de Industria de UGT y CCOO,
con el apoyo de una oposición política ávida de tirar a la cara al PP todo lo que afeara su gestión durante la pasada Legislatura, han ido convenciendo al
consejero delegado de Endesa, y a la sazón presidente de Elcogas,
José Bogas, para dilatar un proceso que por el resultado, podría haberse resuelto hace tiempo:
45 días por año trabajado y en torno a 10.000 euros por cada trabajador. Mucho más de lo que hubiera permitido indemnizar la reforma laboral vigente.
Una actitud laxa y aparentemente consentida por el presidente de Endesa, Borja Prado, que se han sacudido un conflicto tirando del talonario que nutre con los ingresos del recibo de la luz que pagan todos los españoles. Un mal precedente si, como parece,
Bruselas se ha propuesto terminar con la minería del carbón en España y, por derivada, con las centrales térmicas que lo queman. Por cierto, un buen puñado de ellas pertenece a la propia Endesa.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com