- Suma ya dos años en pérdidas: 1.400 millones, aunque bastante menos que en 2015: 6.800.
- Debilidad en los ingresos de su coraza: el negocio de intermediación de deuda (-32%) y renta variable (-3%).
- El estigma ha sido el multón en EEUU por la subprime, que llevó a especular sobre un posible rescate.
- El primer banco alemán acumula sanciones de 19.000 millones en los últimos años por prácticas irregulares.
- Y a eso se une el coste de su reestructuración: el despido de 9.000 empleados y el cierre de 200 oficinas.
Deutsche Bank no se despide alegre del último año que se dice. Ha perdido más de lo previsto, 1.400 millones de euros. El golpe es una consecuencia de las
multas y del
proceso de ajuste en la entidad y también se traslada al
estrechamiento de márgenes, en lógica con el contexto de
tipos de interés en mínimos.
Ojo, pero también por el recorte de
ingresos, que caen en su conjunto un 10%, hasta 30.000 millones, pero con registros más llamativos en la espina dorsal de su negocio de banca de inversión. El negocio de
intermediación de
deuda cae un 32%) y el de intermediación
renta variable, 23%. En los dos casos más de lo esperado.
Es el segundo año consecutivo de
pérdidas, tras su récord particular en 2015, en el que los números rojos fueron de 6.800 millones. Esta vez, el
sambenito ha sido la
multa en EEUU (7.200 millones) por su responsabilidad en la
crisis de las subprime. A raíz de esa multa, antes de firmar el acuerdo, la prensa alemana llegó a especular con un
rescate bancario por parte del Gobierno alemán que tuvo que ser desmentido tanto por el banco y por el Gobierno de
Angela Merkel.
A esa estela se ha unido otra sanción posterior de 630 millones en EEUU y Gran Bretaña por
lavado de dinero ruso que acabó en paraísos fiscales, unos (casi 10.000 millones.
El primer banco germano ha tenido que encajar en los últimos años sanciones que se elevan a 19.000 millones de euros por prácticas irregulares, algo que obligó al nuevo consejero delegado, el británico John Cryan, a un duro
plan de reestructuración en la entidad que todavía pesa en la cuentas.
Ese ajuste se traduce en un
recorte de 9.000 empleos, la retirada de varios mercados y países, cierre de sucursales (de 723 a 525) y remodelación de negocio. Desde esta perspectiva se entiende mejor Cryan, que ha dicho que 2016 es un "año de transición".
Rafael Esparza