• Pasarán por el mismo aro que el resto de entidades para cumplir con las exigencias de recursos propios, fondos de garantía y colocar deuda.
  • Cambia la Ley de Mercado de Valores para que los inversores institucionales puedan acceder a la nueva categoría de deuda senior no preferente.
  • Al Gobierno le preocupa la deriva podemita de Sánchez aunque el test llegará con el techo de gasto para 2018.
  • Méndez de Vigo no entiende en qué consiste eso de plurinacionalidad, que tampoco está en la Constitución.
  • Guindos afila por el giro socialista sobre el tratado de libre comercio con Canadá, que convierte al PSOE en otro populista.
  • Y el referéndum catalán, mientras sigue su propio camino de "anuncio tras anuncio que no conduce a nada".
Por esas paradojas de la vida, el acuerdo más importante del Consejo de Ministros de este viernes es el Real Decreto-Ley para reformar el régimen jurídico de las cooperativas de crédito, pero ninguna pregunta al respecto, a pesar de la presencia in situ del ministro Guindos, que ha acompañado al portavoz, Méndez de Vigo. El único foco de atención para los periodistas presentes -se ha echado de menos a otros habituales, ausentes- estaba, sin embargo, está en la postrera deriva podemita de Pedro Sánchez -más famoso, ahora, que Lola Flores- y ese más de lo mismo sobre la otra deriva, el secesionismo catalán y su referéndum de autodeterminación. El interés estaba, sin embargo, en esa reforma de las cooperativas de créditos, que como ya hemos explicado es otro paso de Guindos para cargarse las cajas rurales, después de haberse cargado, primero, las cajas de ahorros. De eso va la iniciativa, que saldrá adelante "sin problemas", según el ministro, porque tiene apoyos del PSOE, Ciudadanos, canarios o nacionalistas. Guindos ha explicado que se trata de aplicar a esas entidades, que representan un 5% del sistema bancario, los mismos requerimientos que exige al resto para contar con pasivos que puedan absorber pérdidas en caso de resolución. Hablamos de Mecanismos Institucionales de Protección, en la terminología al uso, un paso que completa las reformas del sistema financiero iniciadas en 2012. La idea guía está en los fondos de garantía privados (equivalentes al FGD), con incentivos para constituirlos, y rebajar así el perfil de riesgo y aumentar su solvencia. Se trata, en suma, de un colchón con el que se deben dotar para evitar el dinero público. El real decreto crea la nueva categoría de crédito ordinario no preferente (deuda senior non-preferred) que alinea a esas entidades con el resto de los bancos para cumplir con las exigencias de fondos propios y pasivos admisibles. La consideración de esos instrumentos financieros implica un cambio en Ley del Mercado de Valores para que  puedan acceder los inversores institucionales. Hablamos, por tanto, de acudir al mercado, que finalmente será el dueño de las cooperativas de crédito. Igualito a lo que pasó con las cajas. Y a pesar de ello, Guindos se ha referido a la labor social "importante" de esas entidades, sobre todo en el sector agrícola. Pero como decía, los periodistas que han acudido a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros estaban más pendientes de otras cuestiones. Una de ellas, la opinión del Gobierno de la deriva podemita de Sánchez, en varios frentes, su nuevo concepto de plurinacionalidad o la nueva postura ante el Tratado de Libre Comercio de la UE con Canadá (CETA) aunque el test se verá también, por ejemplo en el apoyo para el techo de gasto en las cuentas del año próximo. Méndez de Vigo y Guindos se han repartido los papales, según el sesgo -político o económico- para darle por un lado u otro. Para el primero, eso de la plurinacionalidad es lo más parecido a un cuento chino. Ni sabe qué en consiste, ni está en la Constitución. Vamos, que una cosa es reformar la Carta Magna, como recoge el propio texto, y otra romperla. Para Méndez de Vigo, hay diferencia muy clara entre "revisionista", la impronta Sánchez, y "reformista", línea en la que van, por ejemplo, los pactos entre el PP y Ciudadanos. Guindos, por su parte, ha preferido hablar del CETA, a su juicio, un "acuerdo impecable" con un país en sintonía con Europa. Desde ahí, naturalmente, ha pedido al PSOE que se lo piense bien y que no sea un obstáculo como otros populismos que cuestionan los modelos de integración económica. Ese acuerdo, ha dicho, sirve de guía para otros de la UE con Hispanoamérica. Pero los dos ministros han querido hablar del techo de gasto, que podría bloquear el PSOE. Méndez de Vigo ha destacado su importancia para abandonar la senda del déficit excesivo y el primer paso para aprobar los Presupuestos. Y Guindos ha añadido que hay margen para negociar. Si se llegó a un acuerdo en 2017, con condiciones más duras,  ¿por qué no para 2018? A la cita semanal no podía faltar Cataluña, aunque Méndez de Vigo, esta vez, se ha despachado rápido el problema. Todo lo que anuncie Puigdemont sobre el referéndum es "un anuncio tras otro anuncio". Se ha mofado del mail enviado -teóricamente- desde Barcelona pero que no se ha recibido, ni está en la "bandeja de entrada", como dice el líder catalán. De ahí a pedir de nuevo seriedad no va nada. Eso sí, dicho sea con elegancia e implorando al diálogo. Nada nuevo. Rafael Esparza