- Y no es para menos, por la tormenta política en el país: aumentan las voces que piden la impugnación de la presidenta, cuyo apoyo en las encuentas no llega al 7%.
- El escándalo en la petrolera pública Petrobras salpica también a Estados Unidos.
- Las agencias de calificación (Moody's o S&P) hacen leña del árbol caído y avisan de los riesgos económicos en el país emergente.
En medio de la actual crisis política en
Brasil, el ex presidente
Lula da Silva (a la derecha de la imagen) ha salido al paso para defender la continuidad en el cargo de la actual jefa de Gobierno,
Dilma Rousseff (a la izquierda de la imagen). "Nosotros elegimos a una mujer para presidir Brasil, y nadie puede ahora amenazar este proceso de construcción de la democracia", ha declarado el ex mandatario, en referencia a los sectores del país que están promoviendo un juicio político contra la presidenta para destituirla. El expresidente no atribuye responsabilidades a Rousseff por la
crisis económica que azota el país, porque ha nacido "en el corazón de
Europa y
Estados Unidos". Lula ha emitido estas declaraciones en un acto público con campesinas.
Este importante respaldo de Lula da Silva a Rousseff se produce en un momento crítico: las encuestas reflejan una tasa de aprobación a la presidenta que no llega al 7%, y los índices de rechazo a su gestión alcanzan ya el 70%.
Y no hay expectativas de mejora. Los nuevos datos revelados sobre el escándalo de
Petrobras, que ha salpicado a varios dirigentes del Gobierno, arrojan más luz sobre la gran dimensión del caso. Las autoridades brasileñas apuntan ahora a dos sospechosos de haber participado en un acuerdo de sobornos con la compañía petrolera a cambio de contratos en un hotel de Manhattan. Si esto se confirma, el caso ampliaría más su proyección internacional, y la investigación se extendería por cuatro continentes.
Según la versión que manejan los fiscales brasileños,
Hsin Chi Su, ejecutivo de una naviera china (
TMT), y
Hamylton Padilha, trabajador en una sociedad de servicios petroleros (
Vantage), se reunieron en el hotel Four Seasons de
Nueva York en noviembre de 2008. Ambas empresas estaban interesadas en firmar un lucrativo contrato con Petrobras, para lo que fueron necesarios más de 31 millones de dólares dirigidos a ejecutivos de la petrolera y políticos, en concepto de
sobornos.
Y para colmo del Ejecutivo de Rousseff, las agencias de calificación echan más leña sobre el árbol caído.
Moody´s Investor Service ha recortado la calificación soberana de Brasil, y la deja solo un escalón por encima de la categoría especulativa. Eso sí, la entidad le pronostica una perspectiva estable: "No esperamos actualmente un deterioro tan grave en las métricas de deuda como para amenazar el grado de inversión". A pesar de las incertidumbres abiertas tras esta reducción, el mantenimiento del
codiciado grado de inversión ha generado alivio entre políticos e inversores, sobre todo después de que
Standad & Poor´s advirtiera hace dos semanas de la posibilidad de perderlo.
Daniel Esparza
daniel@hispanidad.com