Están sucediendo tantas cosas que a lo mejor tenemos que explicar que la hierba es verde. Es lo que decía Cheterton que pasaría cuando la barbarie cundiera, que habría que solemnizar lo obvio ante la necedad reinante.

La necedad ha llegado con el Gobierno socio-podemita. Y así, Doña Irene Montero, de cajera a poderosa y, lo que es más importante, de necia total a ministra, le ocurre lo mismo que al demonio cuando no tiene nada que hacer: con el rabo mata moscas. Y entonces va y se le ocurre la ley Trans.

Entre Carmen Calvo e Irene Montero me quedo con la primera… lo que tiene uno que hacer

Hay que ser muy, muy tonta, muy majadera, para negar lo obvio: que los niños tienen pene y las niñas vagina y que nacen así, sin que nadie les haya pedido permiso para nacer así, ni tan siquiera les haya pedido permiso para nacer. El sexo no se elige, nos viene dado, al igual que la estatura, la belleza natural, la riqueza, la morfología, la salud…  Y sobre todo: nos viene dada la existencia sin que se nos haya preguntado si queremos venir a este mundo. Pero una vez que estamos, todos queremos quedarnos el mayor tiempo posible.

Pues bien, la ley Trans de la podemita Irene Montero dice que no: que tú tendrás el sexo -o género, un sinónimo idiota- que tú desees tener.

Y aquí es donde se demuestra que algunos socialistas no son como los comunistas, porque, al igual que ellos carecen de conciencia pero disponen de estómago.

Y entonces es cuando Carmen Calvo recuerda, tímidamente, para que no le tilden de fachas, que no se puede cambiar de sexo como quien cambia del vino blanco al tinto, según venga pescado o carne. Que es una cosa un poco más seria y que sus consecuencias son letales.

Lo que quiere decir Carmen Calvo -mientras el sinsorgo de Pedro Sánchez calla, ¡qué personaje Miquelarena!- es que si el sexo se elije, tantas veces sea necesario, de lo que realmente estamos hablando es de mutilación gential y de barbarie química, que en eso consiste hormonar y deshormonar al personal. Vamos, que ríanse ustedes de la ablación del clítoris.

¿Saldrá adelante la salvajada de la ley Trans? Pues si le conviene a Pedro Sánchez para continuar sentado en el sillón de Moncloa... claro que sí

La ‘ley Trans’ no lo dice así, pero es la consecuencia lógica de que el sexo pase a ser algo que ya no es, sino que se elige.

En consecuencia: entre Carmen Calvo e Irene Montero me quedo con la primera… lo que tiene uno que hacer. Bueno, bien pensado, a lo mejor no me quedo con ninguna de las dos.

¿Saldrá adelante la salvajada de la ley Trans? Pues si le conviene a Pedro Sánchez para continuar sentado en el sillón de Moncloa… claro que sí.