Luis Balcarce ha escrito un volumen sobre periodismo, con datos de periodismo y batalla, titulado “PRISA, liquidación de existencias” y puedo decir que me lo he pasado pipa. Me he recreado en esta pequeña maravilla y no se lo puedo resumir porque Balcarce ha realizado un gran trabajo que recoge muchos años de relación en los señores de la prensa y el poder político y económico. No se dejen engañar por el título de la obra. Es verdad que dedica espacio al final del coloso PRISA y, sobre todo, a Cebrián, pero también recoge los principios, la raíz de esa hecatombe que ha sido el grupo poderoso PRISA, a quien alguien ha calificado como “los otros”, porque están muertos, aunque ellos no lo saben.

Juan Luis Cebrián y Pedro J. Ramírez fueron personajes que concebían el periodismo como poder

En esos datos, en esas páginas he podido ver algo que me confirma en una idea nuclear: Juan Luis Cebrián y Pedro J. Ramírez han sido periodistas que han marcado una época, la época de la transición. No voy a ser tan tonto como para poner en tela de juicio esa época –sería una injusticia- pero no es incompatible con la siguiente y marmórea información: tanto Cebrián como Ramírez han sido dos pésimos ejemplos para la profesión, porque a pesar de su indudable capacidad, fueron personajes que concebían el periodismo como poder, no como un servicio para lector. No pongo en duda su capacidad profesional, se aprovechaban de él.

Sé que esta afirmación provocaría una mueca de desdén o una sonrisa cínica en ambos, en Ramírez y en Cebrián, pero Luis Balcarce demuestra lo que yo sólo muestro.

Me lo he pasado muy bien con “PRISA liquidación de existencias”. Les recomiendo que hagan lo mismo. Sobre todo, a mis colegas periodistas.