Warner Bros. Discovery (WBD) no ha cumplido las previsiones ni las expectativas de los analistas en el tercer trimestre… y su cotización desciende un 1,5%. No sólo decepciona en crecimiento de suscriptores sino que pierde más de lo esperado… pero sigue sin renunciar al movimiento woke, el último meneo ideológico del progresismo que está en decadencia desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca y recibe las críticas de Elon Musk. Como saben, Disney sí ha dicho ‘no’ al woke, pero más bien por una cuestión económica que por principios.

El gigante audiovisual, que surgió de la fusión de Warner Media y Discovery, ha visto reducirse sus ingresos un 6%, a unos 7.791 millones de euros, sin tener en cuenta el impacto negativo del tipo de cambio. En la división de distribución, el descenso es del 4%, a pesar de que el alza en el número de suscriptores compensa la caída en los de la televisión de pago. Los ingresos publicitarios han bajado un 17% por la menor audiencia en dicha televisión de pago y porque en streaming el número de usuarios que tiene planes con anuncios aún es bajo. Y en contenido, la facturación ha disminuido un 3% porque han faltado la sublicencia de los derechos deportivos de los Juegos Olímpicos de París para Europa que sí tuvo hace un año. Eso sí, el fuerte auge de los ingresos aportados por cine (+74%), beneficiado del gran éxito de la última película de Superman, no ha sido suficiente para contrarrestar la caída en la televisión tradicional (-23%).

Por su parte, el beneficio bruto de explotación (ebitda) se ha incrementado un 2%, a 2.164 millones, entre julio y septiembre. Sin embargo, el resultado neto ha arrojado unas pérdidas de unos 128 millones, mayores a las previstas… Además, ha sumado 2,3 millones de suscriptores a su negocio de streaming (el cual desarrolla, principalmente, a través de HBO Max, menos de lo esperado.

No hay que WBD (que está controlada en un 71% por la teleco estadounidense AT&T y en un 29% por la antigua Discovery) se mueve en un contexto demasiado complejo, porque los modelos televisivos de antes ya no funcionan y los nuevos (las plataformas de streaming) aún están en un estado demasiado experimental y en el que cuesta lograr la rentabilidad ante la elevada competencia. Se trata de una industria que está en plena transformación, dentro de un mercado que está cambiando a gran velocidad… y a veces, el gran tamaño no resulta de ayuda para adaptarse con rapidez... pero hay una tendencia hacia el oligopolio. WBD, que tiene a David Zaslav como presidente y CEO, anunció que se dividirá en dos a mediados de 2026: por un lado, el negocio de streaming y producción cinematrográfica; y por otro, los canales de televisión. Claro que dicho plan ha quedado algo parado, porque también ha surgido la posibilidad de realizar una venta total o parcial, aprovechando que ha atraído el interés de Netflix, Paramount Skydance y Comcast. Además, en bolsa, la cotización de WBD acumula una revalorización del 110% en lo que va de año. 

Ojo, en WBD, al igual que en Disney y otros gigantes audiovisuales, hay falta de ideas. Y es que el primero continúa estirando el éxito de los superhéroes a través de DC Studios: tras los éxitos de Superman y The Batman: Part I, ahora apuesta por The Batman: Part II, Supergirl o la serie Lanterns. Además, Zaslav ha anunciado que algunas franquicias clásicas (Gremlins, Goonies o Practical Magic) podrían transformarse en nuevas producciones para revitalizar la biblioteca de contenidos de Warner.