Había mucha expectación por la subasta del Tesoro de este jueves, tras el último mensaje de la FED de retrasar la bajada de tipos al menos hasta final de año, y tras la subida del bono USA a diez años hasta el 4%. Al final, el Tesoro colocó 6.892,1 millones de euros, por debajo del objetivo máximo de 7.250 millones, a intereses más bajos que los de la subasta anterior.

Concretamente, el organismo dependiente del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, colocó 2.679,1 millones en bonos a 3 años, con vencimiento en mayo de 2027, a un interés marginal del 2,592%, por debajo del 3,249% anterior. La demanda superó los 3.690 millones. En cuanto al bono a 5 años, colocó 2.155,7 millones (la demanda fue de 3.586 millones) al 2,628%, frente al 3,339% de la anterior subasta, el 2 de noviembre.

El Tesoro colocó otros 1.457,7 millones en obligaciones a 30 años, a un interés marginal del 3,698%, inferior al 4,473% anterior. En este caso, la demanda alcanzó los 2.517 millones.

Por último, colocó 599,19 millones en obligaciones indexadas a la inflación (la demanda fue de 1.564 millones), con vencimiento en noviembre de 2027, a un tipo marginal del 0,836%, menor que el 0,879% de agosto.

Dicho esto, ¿se puede afirmar que la primera subasta del año ha sido un éxito? Hombre, si pensamos que podría haber sido mucho peor y terminar con intereses más elevados, podríamos decir que no ha ido mal, pero esa no es la cuestión. El problema no es tanto el interés que se paga por la deuda como la deuda misma. En octubre, la deuda pública, la de usted, estimado lector-contribuyente, alcanzó los 1,5 billones de euros, una cantidad que se nos escapa por elevada pero que sin duda marcará la economía de nuestros hijos y nietos. Y no precisamente para bien. Lo mejor sería no emitir deuda pública alguna y que el Estado -el Gobierno- no gastara más que lo ingresado.