La entrada del Gobierno Sánchez en el capital, y en el Consejo, de Telefónica se está convirtiendo en la chapuza financiera del año y en un divertido enfrentamiento entre los ministros de Economía, Carlos Cuerpo, y de Hacienda, María Jesús Montero.

Los cuadros directivos de Telefónica se encuentran paralizados y temerosos: ¿hasta dónde llegará el intervencionismo del Gobierno?  

Primero aseguran que el dinero de la inversión procede de los fondos europeos: se cabrea Bruselas. Fue Cuerpo quien, en aras de la trasparencia, confesó que venían de Bruselas, momento en que en la capital comunitaria le recordaron que los fondos debían servir para industrializar el país. 

Luego, nos dicen que procede de CCAA y ayuntamientos: entonces se cabrea García-Page

En SEPI aseguran que el representante del Gobierno Sánchez en el Consejo debería ser Elena Salgado, porque conoce el sector y porque es mujer. Por experta en la materia y por mujer. En cualquier caso, no deja de ser una nacionalización encubierta

A este paso, Elena Salgado, la candidata mejor situada, no querrá representar a la SEPI en el Consejo. La verdad es que la ex secretaria general de Telecomunicaciones con Felipe González sabe de lo que habla pero también había otro candidato, por ejemplo Marc Murtra, y si se opta por ella es por una razón muy sencilla: es mujer. A lo mejor eso no le gusta.

¿Y qué pasa en la compañía? Pues que los cuadros directivos de Telefónica se encuentran paralizados y temerosos: ¿hasta dónde va llegar el intervencionismo del Gobierno, un gobierno muy intervencionista?

Además, los árabes, que poseen un 9,9% entre acciones y derivados, quieren consejeros. A lo mejor, otra mujer, pues mujer era la que acompañaba a la delegación árabe que visitó el distrito C, recientemente.

En Moncloa aseguran que Sanchez volvió de Arabia dispuesto a convertir al peligroso Bin Salman en uno de los soportes de la inversión extranjera en España: ¡Pues qué peligro! Eso sí, es todo un demócrata

En Moncloa aseguran que Sanchez volvió de Arabia dispuesto a convertir al peligroso Bin Salman en uno de los soportes de la inversión extranjera en España: ¡Pues qué peligro! Eso sí, es todo un demócrata.

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