Ione Belarra y Alberto Garzón, como buenos comunistas, piden ahora intervenir el mercado de la luz. En concreto, quieren que se topen los precios de la energía nuclear y de la hidráulica para abaratar la factura luz, pero no que se reduzcan los impuestos, que representan cerca del 60% de la misma.

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y el titular de Consumo han lanzado una propuesta al Departamento de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera con la que se podrían ahorrar entre 1.500 y 3.200 millones de euros anuales a los ciudadanos, según estiman. De hecho, reclaman que se ponga un precio fijo a la nuclear, como sucede en Francia, y un precio máximo a la hidroeléctrica, que se establecerían a través de una auditoría de costes de generación que elaboraría la Comisión Nacional de los Mercados (CNMC) -donde entre otros, es consejero el marido de Ribera, Mariano Bacigalupo-.

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha señalado que existen embalses con niveles de explotación “por encima de lo que sería recomendable en estas fechas”

Estos dos ministros de Unidas Podemos consideran que “así, cuando el precio de otras energías, como el gas, sea muy elevado, este no podrá encarecer el de otras energías más baratas como la hidroeléctrica”. Eso sí, la propuesta no llega en un momento cualquiera sino justo cuando el Gobierno investiga el vaciamiento acelerado de varios embalses (Ricobayo, Valdecañas, Belesar, As Portas, Cenza y Salas) situados en Zamora, Cáceres, Lugo y Orense, y que gestiona en unos casos Iberdrola y en otros Naturgy. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha señalado que existen embalses con niveles de explotación “por encima de lo que sería recomendable en estas fechas”. José Antonio Quiroga, presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, ha añadido que detectaron un turbinaje excesivo en los embalses de Portas y Cenza, que permitía aumentar la producción hidroeléctrica.

Paralelamente, no hay que olvidar que Ribera se ha abierto a crear una empresa pública a medida que venzan las concesiones de hidráulica, repitiendo el error de Ábalos con las autopistas. Y que al mismo tiempo insiste en recortar el dividendo de CO2 para instalaciones no emisoras de carbono anteriores a 2005, pese a que la patronal eléctrica europea lo ve un error, algo que afecta a varias plantas hidráulicas, nucleares y eólicas. Eso sí, el precio de la luz seguirá alto porque la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico no baja más impuestos y no apuesta por la nuclear, pese a que es una energía esencial para luchar contra el cambio climático, como ha recordado recientemente la ONU