Se consumó la infamia. Los promotores del IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad) se forran gracias al fondo KKR: 3.000 millones de euros por un negocio de muerte.

Antes de nada, la fecundación in vitro se publicita como dar vida: es justo lo contrario, es muerte. Es decir, abortos y/o eliminación de embriones humanos. Una verdadera máquina de eliminación de embriones (lo de pre-embrión no se lo cree nadie) o de congelación con fines "científicos".

Los hechos: el fondo KKR, a quien le importa un bledo lo que compra con tal de poder venderlo a mejor precio, ha pagado por el IVI un 25% más de lo previsto, que estaba fijado en 2.500 millones de euros. 

Está claro que han hecho ricos a los creadores del IVI. Antonio Pellicer y José Remohí cobrarán, cada uno, una cantidad que superará los 1.000 millones de euros. Están forrados.

Pero eso sí: todo muy legal.