Durante el Congreso del PSOE celebrado este fin de semana en Valencia, su secretario general, Pedro Sánchez, aludía a la reforma laboral vigente ahora mismo en España y aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012.

Estas fueron sus palabras: "Avanzaremos poniendo punto y final a leyes como la ley mordaza y la reforma laboral del PP, impuestas y sin acuerdos, que precarizaron los contratos y devaluaron los salarios". 

Pues bien: la alusión de Sánchez fue confusa. Algunos medios interpretan que el presidente se comprometió a derogarla, en un guiño a la líder de Podemos, la comunista Yolanda Díaz. Y en contra de la opinión de la Comisión Europea, que ha condicionado el envío de fondos europeos a la no abolición de la citada reforma. 

Se lo explicaba esta mañana el presidente del PP, Pablo Casado, en una entrevista en Onda Cero: “Yo le pido a Sánchez que diga la verdad. Lo que ayer anunció de derogar la reforma laboral del PP va directamente contra el memorándum que ha recibido de la Comisión Europea, el 6 de junio de este año. Por tanto les diría al señor Sánchez y a la señora Calviño, que nos dejen de mentir. Sánchez ni es más moderado ni más socialdemócrata, es más radical”.  

El País, por ejemplo, las interpreta así: "Sánchez ha asegurado que los próximos hitos del Ejecutivo, tras la eutanasia, la subida del salario mínimo, el ingreso mínimo vital o la reforma de las pensiones, serán el cambio profundo ―no ha dicho derogación, pero casi se entendió eso― de la reforma laboral del PP y de la ley mordaza y la abolición de la prostitución. “Avanzaremos poniendo punto y final a leyes como la ley mordaza y la reforma laboral del PP, impuestas y sin acuerdos, que precarizaron los contratos y devaluaron los salarios. Avanzaremos fortaleciendo Europa. Y avanzaremos aboliendo la prostitución que esclaviza a las mujeres”.

Hoy, en una entrevista en la SER, Sánchez se ha referido a la derogación de la reforma laboral de manera muy genérica, apuntando los objetivos que tendrá su reforma, como abordar "problemas endémicos" del mercado de trabajo como serían, según enumeró, la "alta temporalidad, precariedad, alta tasa de paro juvenil, desfase entre la formación y las demandas empresariales. Simplificar los contratos, convertir en estructural la fórmula de los ERTE, renovación de las políticas activas de empleo, resolver el problema de las subcontratas e impulsar un plan de empleo joven”.