Como estamos en la era de no palparnos pero sí vernos, por pantalla, es decir, la etapa del oírnos pero no escucharnos, las ultimas reuniones de la OPEP son mitad reales, mitad virtuales. Muy útil, con las reuniones digitales se evita ver la cara al discrepante y sobre todo, se puede minimizar a los pequeños con gran elegancia, casi sin que se note. Las manifestaciones o protestas por Internet no asustan a nadie.

El caso es que en la semivirtual última reunión de la OPEP, resuelta el sábado 1 de junio y anunciada el domingo 2, el que manda en el mercado del petróleo, Arabia Saudí y el que manda en el mercado del gas, Rusia, siempre aliado en este segmento -y en muchos otros- con Irán, han decidido mantener el llamado "nivel de producción", es decir, la reducción de la producción de crudo y gas... ¡hasta el 2026! Eso significa que el crudo no bajará de los 80 dólares y probablemente subirá, y a partir de la Navidad de 2025, pues ya veremos.

Por cierto, el Banco Central Europeo (BCE) debería cuidar este punto en su próxima reunión del jueves 6, ya iniciadas las elecciones al Europarlamento, que durarán hasta el domingo. No parece que sea el mejor momento para bajar los tipos y, lo que es más importante, para terminar con el sistema de drenaje de la liquidez iniciado hace ahora tres años, cuando árabes, rusos e iraníes se creyeron que lo de la economía verde era el futuro de Occidente porque este estaba dispuesto a subvencionar indefinidamente, con dinero público los molinillos y las plaquitas solares, así como a mantener un sistema de fijación de precios de la energía realmente disparatado, como es el vigente sistema marginal de fijación de precios.

La solución de Occidente al chantaje del carbono no está en las energías renovables sino en la energía nuclear... de fisión y de fusión

En resumen, lo ocurrido este pasado fin de semana del Corpus Christi, mitad en Riad, presencial, mitad en Internet, virtual, durante la reunión de la OPEP es que la OPEP está chantajeando a Occidente: mantendrá el precio del crudo y del gas hasta 2026 y la economía occidental, sobre todo la europea, que no practica la fractura hidráulica, que se empeña en poner en práctica una suicida economía verde, con personajes tan lamentables como Teresa Ribera, vivirá dos años más en un chantaje permanente de los dos grandes productores de petróleo y de gas, de Mohamed bin Salman y de Vladimir Putin.

Mientras, y ojo, la relación no es indirecta sino directísima, este mismo fin de semana ha muerto el policía herido por un musulmán en Alemania. Por resumir y para entendernos: el islam rico coloniza a Europa mediante el mantenimiento de altos precios de la energía, sangre de la economía, y mediante el control de sus grandes empresas, mientras su complemento, el fanatismo yihadista, asesina cada vez con mayor impunidad en la vieja Europa.

Hasta ahora, la invasión musulmana de Europa era pacífica aunque no se integraba en la sociedad europea. Creaba guetos. Pero ahora, encima, los musulmanes están crecidos y practican la ley islámica en el corazón de la democracia europea, en nuestras ciudades, y se lían a cuchilladas cuando alguien dice algo que no les gusta, no en La Meca, sino en Alemania, Francia, Bélgica, España...

En cualquier caso, la solución de Occidente al chantaje del carbono no está en las energías renovables sino en la energía nuclear... de fisión y de fusión. Eso cada vez está más claro para todo el mundo energético. Pues bien, en España la recalcitrante Teresa Ribera se empecina en cerrar las centrales nucleares. Ella es así, y ahora encabeza la lista del PSOE al Parlamento Europeo.

Perded toda esperanza, pero no por la maldad de Bin Salman y de Putin sino por la estupidez de Occidente, sobre todo de Europa.