Decíamos ayer que la reforma de las Pensiones y en el pacto del ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, del Gobierno con sus primos, los sindicatos de clase CCOO y UGT -o sea, marxistas- se circunscribe subir aún más las cuotas sociales, el principal enemigo del empleo.

Para María Jesús Montero, ha dejado de tener gracia cuando acusa a la patronal de impedir la sostenibilidad del sistema público de pensiones... ¡que tiene bemoles la copla!

A ver si nos entendemos: el aluvión de embustes lanzados por Escrivá, Calviño, Montero y los sindicalistas Sordo y Álvarez, así como el atontamiento del PP y la omisión dolosa de Vox, perdido en su estúpida moción de censura tamamiana no pueden oculta la evidencia: las pensiones de Escrivá son un conjunto de medidas cortas y malas. Con ellas, el Sanchismo nos condena a impuestos altos y desempleo crónico durante mucho tiempo. No en vano somos el país con más paro de toda Europa y de todo Occidente (área OCDE).

Y sí, claro que hay alternativa a la reforma del Gobierno, aunque el PP y Vox parezcan mudos: se trata de acabar con las cuotas sociales, hasta su eliminación total, así como con otros suprimibles impuestos laborales y financiar las pensiones públicas con IVA. ¿Esto puede hacerse mañana? Quizá no, dado nuestro lamentable envejecimiento, pero hay que empezar ahora mismo la tendencia. Por ejemplo, suprimiendo las cuotas, (las que paga el trabajador y las que paga el empresario). Pera ahora mismo, hay que alargar la edad de jubilación hasta los 70 años y fomentar la natalidad con un salario maternal. Una población envejecida provoca la quiebra del sistema público de pensiones.