Dos noticias muy negativas de esta semana: la convocatoria de 40.000 nuevas plazas de funcionarios y las dos subastas del Tesoro -martes 2 y jueves 4-, que se saldaron con un interés mayor. Más deuda y más cara, que tendremos que devolver tarde o temprano.

Lo más próximo, la subasta de este jueves, en la que el organismo que dirige Paula Conthe colocó 6.426 millones de euros en bonos y obligaciones. La demanda alcanzó los 12.900 millones. Hablamos, concretamente, de 2.578 millones en obligaciones a siete años, a un interés marginal del 3,135%, frente al 3,121% anterior. De 1.731 millones en bonos a tres años, a un interés del 3,073%, superior al 3,051% anterior.

El Tesoro también colocó 1.597 millones en obligaciones a quince años, con una vida residual de once años y un mes, en este caso a un interés del 3,420%, frente al 3,351% anterior. Por último, hablamos de 520 millones en obligaciones a quince años indexadas a la inflación, con una vida residual de nueve años y cinco meses, colocadas a un interés del 1,218%, frente al 1,049% de la subasta anterior.

Lo peor, en todo caso, es que el Gobierno está disparando el gasto público estructural, por ejemplo, con la convocatoria de nuevos funcionarios

Que España -todos los contribuyentes- tenga que pagar más por la deuda no es positivo, evidentemente, pero más preocupante es la evolución del gasto público estructural que está disparando el gobierno de Pedro Sánchez. Por ejemplo, con la convocatoria de 40.000 nuevos funcionarios. Desde que Sánchez habita en La Moncloa, se han creado más de 220.000 nuevas plazas de funcionarios. ¿Cómo pagaremos sus nóminas? ¿Con más deuda… y más cara?

Todo esto en un contexto en el que ni Christine Lagarde ni Jerome Powell saben muy bien qué hacer con la inflación. Lo han demostrado en la reciente Cumbre de Sintra, con unos mensajes que los podrían haber lanzado por email y nos habríamos ahorrado el viajecito: la inflación no está controlada y el aterrizaje suave no está garantizado.

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El principal efecto de esos mensajes -seguirán los tipos altos- es el que hemos visto este jueves y que se resume en que los gobiernos derrochadores como el de Sánchez ya no puede colocar deuda pública con la misma facilidad.