El refranero español tiene frases para todas las situaciones y esta podía aplicarse a la situación que hoy presenta la entidad vallesana, en sus cuentas del primer semestre del ejercicio. Después del intento de fusión con BBVA algunos analistas auguraban una posible opa sobre la entidad, pero la llegada del nuevo equipo directivo encabezado por su CEO, César González-Bueno, parece que ha dado un giro impensable a la situación del banco.

De entrada, César González-Bueno asegura que se lleva estupendamente bien con el presidente Pep Oliu. Recuerden que, con el Sabadell, se estrena en España. Al menos, en la gran banca, el modelo chairman del BCE: un presidente no ejecutivo y con un CEO-primer ejecutivo.

Quizá por ello, y a pesar de sus excelentes relaciones, dice Bueno, Oliu se dedica a gestionar el Consejo de Administración.

Vamos ahora con los resultados del primer semestre. De momento la música de 220 millones de euros (M€) de beneficio neto atribuido, 51,5% más que en el primer semestre de 2020, suena bastante bien. También suena bien que su filial británica TSB no presente números rojos ya que en el semestre ha aportado ya 39M€. Si les parece vamos a bajar al detalle.

La cifra del margen de intereses no nos dice nada nuevo ya que se reduce en un 1,1% principalmente por la menor aportación de las carteras ALCO vendidas en el pasado ejercicio, para mantener los resultados. TSB crece en este epígrafe un 9,1% mientras que la matriz pierde un 4,7%. Las comisiones crecen un 5,4%, impulsadas por las de servicios y con una bajada del 6,2% en gestión de activos. Esto no es bueno.

Los mejores resultados obtenidos en participaciones y dividendos por la recuperación de beneficios post pandemia añaden 56M€ más al margen bruto. Aun así los 2.357M€ obtenidos son un 4,2% inferiores al 2020. La parte buena en que TSB consigue un crecimiento en el margen del 3,5%.

Con la llegada del nuevo equipo directivo, uno de los objetivos prioritarios es el de la reducción de costes, nada nuevo en el sector, en especial en lo referente a las plantillas sobredimensionadas de tiempos anteriores. En ello están y, de momento, los gastos de personal se reducen un 5,5% en el grupo que supone la supresión de 3.117 puestos de trabajo. En la matriz la reducción es de 1.956 trabajadores y de un 7,6% los costes. La reducción en TSB ha sido de 1.956 puestos más un 1,5% los costes. El resto de los gastos generales también se reducen, y especialmente llamativo es la de los servicios administrativos subcontratados en un 26,2%, 23M€ menos que en el pasado ejercicio por la doble lectura de este dato en el ámbito económico y de RRHH. El total de costes desciende un 3,3% interanual y el margen antes de dotaciones 845M€ es un 6% inferior al pasado ejercicio. La buena noticia es el crecimiento interanual de 46M€ en el margen del TSB.

Hemos llegado a la línea de dotaciones, pero antes vamos a ver de forma breve la situación de los riesgos de crédito. La inversión crediticia ha crecido un 4,4% hasta los 158.038M€, pero mientras que la inversión crecía en el TSB un 19,9% en la matriz se ha mantenido igual con un pequeño descenso del 0,2%, los activos problemáticos ascienden a 7.365M€ y de ellos 5.995M€ están en stage 3 (dudosos) que representan un 3,58% (3,95% en 2020) y provisionados en un 56,4%. El total de coberturas contabilizado a fin del semestre asciende a 505M€ frente a los 918M€ del pasado ejercicio que contemplaban dotaciones extraordinarias estimadas en el contexto de la pandemia.

Se han registrado 116M€ adicionales por otros deterioros no relacionados con el riesgo de clientela y en sentido contrario 74M€ por ventas de activos.

En el capitulo ratios, destacar en liquidez los de LCR 220% (+6%) y NSFR 136% (+12%). El crecimiento del de eficiencia en 0,08% hasta el 53,73% y el de solvencia CET 1 F-L del 12%.

Pues efectivamente algo está cambiando en el Sabadell de estar presionado por el mercado y los reguladores para buscar una pareja con quien poder remontar unos resultados cada vez más envenenados por el que para mí fue un gran error, la compra del TSB. Ha tenido que asimilar que resulta imprescindible el paso de la reducción de estructura, que para ser rentable no hay que ser grande, si no eficiente y sobre todo dejar la barretina en el cajón y ser mas plurinacional e internacional (esto lo consiguió en octubre de 2017).

Ha tenido suerte de no concluir el matrimonio de conveniencia, la pareja podría contaminar su riesgo reputacional con el caso Villarejo. Y ahora con seny ha de ir tomando las medidas necesarias para establecer la ecuación mágica negocio/estructura. Mimbres parece que tiene y ojalá en los próximos trimestres podamos ver más mejoras en sus resultados.

De momento, hoy su CEO también anuncia la vuelta a los dividendos de hasta un 30% del resultado y dentro de la estrategia de desinversión la venta del 51% de su filial andorrana a Morabanc por 67M€  que se unirá a la venta en junio del negocio de depositaria a BNP Paribas.