Julio llega a su fin y consigue una medalla que no es para nada valiosa como las de los Juegos Olímpicos: la de ser el mes con el precio de la luz más caro de la historia en España. Y ojo, porque la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, se limita a decir que seguirá alto en lo que queda de año.

Hagamos varias puntualizaciones. La primera es que la gran entusiasta de la energía verde dentro del Gobierno olvida que esta es carísima y que ya ha ocasionado una elevada factura a los españoles (déficit de tarifa, reclamaciones milmillonarias y una burbuja especulativa que no deja de crecer...). La segunda es que no tiene en cuenta que el 60% de la factura eléctrica son impuestos, pues sólo ha aprobado una rebaja del IVA (pasando del 21% al 10%) hasta final de año y la suspensión del impuesto del 7% a la generación eléctrica durante el tercer trimestre. Y la tercera, la nueva factura por tramos horarios que está dando más de un dolor de cabeza a los consumidores.

El CEO de Endesa, José Bogas, ha ido más allá que Ribera: prevé que la actual tensión en el precio de la luz no se relaje hasta 2023 y apunta a un precio medio en el mercado mayorista eléctrico de casi 100 euros/MWh para lo que queda de año

Claro que no todo en el precio de la luz depende del Gobierno, afortunadamente. El precio de la luz en el mercado mayorista está disparado por los altos precios del gas y los derechos de emisiones de CO2. Los primeros son cinco veces superiores a los de hace un año, como apuntábamos la semana pasada cuando se dieron dos máximos históricos del precio de la luz consecutivos, al haberse dado una ‘tormenta perfecta’ -más frío en el hemisferio norte, sobre todo, en Asia y Europa; menor suministro por parte de Rusia debido a su conflicto con Ucrania-, a los que se suma el hecho de que hoy necesitamos mucho gas y cuando hay ausencia de renovables (falta viento o sol) son los ciclos combinados de gas los que suelen marcar los precios en el pool, que es un mercado marginalista (o sea, la última energía que entra, que es la más cara, fija el precio del resto). Por su parte, los derechos de emisiones de CO2 se han duplicado. 

Todo este contexto ha llevado a que el precio medio de la luz en julio se haya situado en 92,42 euros por megavatio-hora (MWh), un 12% superior al de junio (83,3 euros/MWh) y el casi tres veces más que hace un año. Eso sí, tras el máximo registrado el pasado día 21 (106,57 euros/MWh), el último día del mes, este sábado 31, el precio medio de la luz da un respiro y se sitúa en 61,09 euros/MWh. A la vista de las cifras, la OCU advierte que la factura media de la luz de un hogar con tarifa regulada (la denominada PVPC que cuenta con algo más de 10 millones de consumidores) se elevará a unos 72,5 euros este mes, un 5,4% más que en junio y un 17% más que hace un año.

Conviene no olvidar que el precio de la energía representa una cuarta parte de la factura… por tanto, el Gobierno tiene margen para actuar ante los impuestos, cargas y tasas que se le imponen. Y ojo, porque el CEO de Endesa, José Bogas, ha ido más allá que Ribera: prevé que la actual tensión en el precio de la luz no se relaje hasta 2023 y apunta a un precio medio en el mercado mayorista eléctrico de casi 100 euros/MWh para lo que queda de año. ¡A preparar los bolsillos!