
A un panal de rica miel, dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron, presas de patas en él.
El comienzo del poema ‘Moscas’, de Félix María de Samaniego, ilustra muy bien la situación actual en torno al negocio de la defensa en España, que incluye una inversión de más de 34.000 millones de euros del Ministerio de Defensa durante la próxima década.
Durante la junta extraordinaria de accionistas de Indra, celebrada este viernes para aprobar la compra de Hispasat, el accionista minoritario, contrario a la operación abyecta, esto es, a la venta de EME a Indra, Manuel Revuelta, denunció, precisamente, que la reciente adjudicación de un contrato para el suministro de 214 obuses, por valor de 6.736 millones de euros, ha sido adjudicado a dedo por el Gobierno a Indra y EME, la empresa de los hermanos Escribano. “El Gobierno no ha hecho ningún estudio”, señaló.
Ya veremos si los obuses presentan tantos problemas y retrasos como los blindados 8x8, que merecieron la bronca de la ministra Margarita Robles, como adelantó Hispanidad.
En definitiva, el Gobierno, tras engordar EME durante los últimos años con adjudicaciones a dedo, está favoreciendo que los hermanos Escribano mantengan el poder en Indra -poder que les ha otorgado previamente nombrando presidente a Ángel Escribano- a pesar de ser una empresa estratégica para el país en un campo tan sensible como es la defensa.
“Sr. Sebastián, retomen el poder de este país sobre esta sociedad. No la cambien de manos”, dijo Revuelta, dirigiéndose al consejero dominical, representante de la Sepi, y exministro de Zapatero. Efectivamente, Sebastián siempre fue considerado, dentro del zapaterismo, como un hombre serio. Sin embargo, últimamente se está tragando unos sapos increíbles como, por ejemplo, la venta de EME a Indra.
Por cierto, resultó curiosa la advertencia que le hizo la secretaria del Consejo, Ana María Sala, a Revuelta, antes de su intervención: “La intervención debe ser adecuada, en materia, en forma y en tiempo y, sobre todo, respetuoso con todos los accionistas que intervienen en esta junta”, señaló. Resulta curiosa porque, precisamente, en la última junta, tras su intervención, fueron los hermanos Escribano los que perdieron los papeles.
La junta contó con un cuórum del 66,98% y la participación que ostentan los miembros del consejo es del 53,55%. Y sí, tanto la compra de Hispasat como el nombramiento y la ratificación de varios consejeros se aprobaron con holgura. ¿Alguien lo dudaba?










