Es un movimiento sordo, algo miedoso, pero creciente: los grandes empresarios españoles pretenden aliarse contra los fondos de capital-riesgo hoy reyes del mercado. Saben que ya no quedan fondos no activistas, y que todos ellos pretenden condicionar, cuando no controlar, la gestión de las compañías.

En resumen, los empresarios españoles se están aliando contra los fondos de inversión. Lo hacen con sordina porque les tienen metidos en sus propias tripas, cuando no en sus propios consejos de administración.

Ha sido la compra de GIP por BlackRock lo que ha disparado todas las alarmas. Ahora mismo, el principal accionista de toda la bolsa española, con presencia clave en todos los segmentos clave, la 'roca-negra', se ha convertido en el terror del IBEX español, que puede temblar, todo él, si se produjeran cambios en el estructura que lidera el veleidoso y muy 'modelno' Larry Fink.

¿Y los fondos soberanos? ¿De esos no hay nada que temer? Los fondos soberanos aún son peores. Aún peor: han proporcionado a PSOE y Sumar la entrada en Telefónica.

Sospecha. ¿por qué los fondos atacan siempre a empresas sin dueño? Por ejemplo: Inditex, 60% propiedad de Amancio Ortega, o Mercadona, familia Roig, no les interesan

Además, los fondos soberanos son fondos NOM: muy ideologizados. Los fondos del Golfo Pérsico, los noruegos o los singapurenses -éstos todavía no han asomado la patita pero lo harán en cuanto sus gobiernos se sientan concernidos- son fondos Nuevo Orden Mundial (NOM), políticamente ultra-correctos: han proporcionado a PSOE y Sumar la entrada en Telefónica. Además, los fondos soberanos son fondos NOM: absolutamente ideologizados.

Un ejemplo es el Norges Bank el megafondo noruego del Gobierno de Oslo, que naciera y creciera con el petróleo del Mar del Norte y ahora se ha convertido en paladín de la sostenibilidad medioambiental y de toda la locura del cambio climático que está acabando con la economía occidental. Pero lo hace con el dinero obtenido con el malvado crudo, el oro negro de la carbonización que ha condenado a muerte al planeta: hablamos de una petrolera que, con un cinismo impresionante, se ha convertido en campeón verde, de los que se rasgan las vestiduras ante los negacionistas de la emergencia climática: ¡Toma ya!

Otra sospecha: ¿por qué los fondos atacan siempre a empresas sin dueño? Por ejemplo: Inditex, 60% propiedad de Amancio Ortega, o Mercadona, propiedad de la familia Roig en su totalidad, no les interesan. Lógico: cuando hay un propietario, caso de las empresas empresas familiares españolas, los fondos no pueden manipular el entramado accionarial. El propietario manda. Los fondos buscan empresas cotizadas y, sobre todo, donde no hay un propietarios que controle el 50%... o más de un 30%. Compañías en las que puedan corromper a la tecnoestructuras, a los CEOS, prometiéndoles bonus a expensas de la propiedad, a cambio de que su gestión vaya encaminada a revalorizar la acción o a los dividendos extraordinarios que descapitalicen la compañía... según depende.

¿Y no son fondos activistas ni cortoplacistas? ¡Anda ya!

En paralelo, crece la convicción de que los fondos, no sólo corrompen a los directivos, sino que, al tiempo, representan una falsa propiedad fiduciaria. Vamos que se comportan como si fueran propietarios cuando, de puertas adentro, ni tan siquiera son propietarios sino gestores. Eso sí, todopoderosos, de la propiedad ajena, de la de sus millones de partícipes.

Crece la convicción de que los fondos corrompen a los CEOS, al tiempo que representan una falsa propiedad fiduciaria. Así, tanto a propietarios como a gestores les conviene una normativa que establezca límites a los fondos. Sánchez dice no... porque es un fondista del Clan Soros

A lo mejor usted, a través de su participación en un pequeño fondo español, es propietario, sin saberlo, del Santander o del BBVA, a través de don Larry Fink. No lo duden: los fondos son lo peor del capitalismo español del siglo XXI. Y además, son grandes, enormes: o sea, que son malos. Lo bueno es la pequeña propiedad privada.

Pero tanto a propietarios como a gestores les conviene una normativa que establezca límites a los fondos.

Pues cuidado, que el presidente Sánchez dice no. A ver si nos convencemos de que don Pedro es un capitalista de tomo y lomo, un capitalista de Estado, al que apoyan los fondos de Wall Street, ideológicamente coordinados -no digo controlados pero sí coordinados-  por George Soros y ahora por su hijo Alejandro, amigo personal de don Pedro Sánchez.

Respecto a Sumar, bueno, voy a contarles un secreto: que Sumar-Podemos tenga poder es algo que sólo se cree Yolandísima, que es un poco presumida. Lo cierto es que Díaz no representa un argumento de autoridad en el panorama económico sino una nota de color.

Además, el enemigo de Sumar y de Podemos no es Larry Fink: es el malvado Juan Roig o el malvado Amancio Ortega. Es decir: los propietarios españoles.

No parece que esta legislación de límites a los fondos a la que aspiran los empresarios españoles pueda prosperar con este Gobierno. Pero cada día que pasa resulta más necesaria para que las empresas españolas no resulten canibalizadas.

Por ahora, la alianza de los empresarios españoles contra los fondos se plantea con sordina, con temor... pero creciente. Hay que parar a los fondos, hay que parar a Larry Fink.