Fue el Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez el que suprimió la ya ridícula ayuda a la natalidad -también llamada cheque bebé- concretada en 100 euros mensuales desde el nacimiento hasta los 3 años de edad. Una miseria que queda aún más patente al compararla con las ayudas directas que reciben las madres en Alemania: 192 euros mensuales por hijo (198 por el tercer hijo y 223 a partir del cuarto), no hasta los 3 años sino hasta los 18, ampliables hasta los 25 si va a la universidad o vive en el hogar familiar. No se incluyen las ayudas para comprar pañales, las guarderías gratis ni el bono para ir al cine o al teatro a partir de los 18 años.

Así las cosas, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha realizado este lunes un ejercicio sobresaliente de demagogia al anunciar la restauración del cheque bebé que suprimió el Gobierno al aprobar el IMV, como he mencionado anteriormente. “El complemento de ayuda a la infancia refuerza el IMV como el mejor instrumento para luchar contra la pobreza infantil”, ha afirmado el ministro ante la atenta mirada de Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales.

El IMV será una pieza clave de la próxima campaña electoral del PSOE, no lo duden. Algo ha adelantando Escrivá: “El Ingreso Mínimo Vital, gracias a su gran potencial redistributivo, debe convertirse en la piedra angular de las prestaciones no contributivas en España”, ha afirmado el ministro. “Realizaremos un estudio para la convergencia de los subsidios por desempleo con el IMV”, ha anunciado. Entre las mejoras presentadas, la posibilidad de que los parados que agoten el subsidio por desempleo accedan directamente al IMV. Además, podrán solicitarlo los que sufran una repentina caída de los ingresos sin tener que esperar un año para solicitarlo, entre otras medidas.

Con todo esto, el Ejecutivo pretende aumentar el número de familias que se beneficien del IMV hasta las 700.000, el doble que en la actualidad. Y ganar votos.