¿Acaso habíamos salido de la crisis anterior? Nadia Calviño lleva meses asegurando que España se está recuperando más y mejor que el resto de Europa gracias a Pedro Sánchez, naturalmente. Claro que la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos es capaz de admitir una cosa y su contraria al mismo tiempo y sin despeinarse. Aseguró que la española sería una de las economías menos afectadas por la guerra y un día después el Gobierno que vicepreside anunció un plan urgente para bajar el precio de la energía… afectado por la guerra.

Recuperación o no, lo cierto es que hemos entrado en una nueva crisis, esta vez de inflación. Y lo hemos hecho a lo grande: el IPC de febrero se disparó al 7,6% y el de la eurozona superó todas las previsiones y alcanzó el 5,9%, el máximo histórico -esto sí lo es-, según datos publicados este jueves por Eurostat.

La situación, no obstante, tenderá a peor, de tal manera que los precios podrían dispararse por encima del 7% en algunos países del euro, advirtió Christine Lagarde este jueves, que situó la inflación media en el 5,1%. A pesar de ello, y de la subida de tipos anunciada por la FED el miércoles, Lagarde no prevé acelerar la retirada de estímulos anunciada la pasada semana. Pues qué pena.

En la misma línea están las estimaciones publicadas, también este jueves, por la OCDE, que prevé una inflación global en el entorno del 6,7%, 2,5 puntos superior a la estimada inicialmente, y un menor crecimiento económico, que en la Eurozona no superaría el 2,9%.

La crisis de inflación ya está entre nosotros y Funcas lo ha reflejado en el Panel de marzo, publicado este jueves. Según la Fundación de Cajas de Ahorro, la economía española crecerá solo un 4,2% en 2022, muy por debajo del 7% que prevé el Gobierno (¿o habrá sido Tezanos?), con una inflación del 6,8%.

Tranquilos, porque Sánchez tiene la receta para salir de la crisis: celebrar dos consejos de ministros a la semana. O los que hagan falta.

Crisi de inflación y crisis de deuda, porque después de casi dos décadas de una clase política irresponsable, que todo lo arreglaba mediante la emisión de deuda pública, generalmene para mantener votos cautivos, nos enfrentamos a ahora a la penosa vuelta a la normalidad: la deuda hay que pagarla... o nos la pagarán nuestos hijos.