Reorientar una entidad de banca doméstica para que se focalice en el negocio de banca privada es una tarea muy complicada, casi imposible, porque ambos negocios, siendo los dos bancarios, tienen poco que ver entre ellos. Pues bien, eso mismo es lo que pretende hacer Deutsche Bank España y para eso nombró consejero delegado a Íñigo Martos, que sustituyó a Antonio Rodríguez-Pina el pasado diciembre.

A Rodríguez-Pina le hicieron lo que en el sector se conoce como una ’sublimación defenestrante’, esto es, darle una patada hacia arriba nombrándole presidente no ejecutivo. Por cierto, a Martos no lo nombró él, sino que se lo impusieron desde Alemania.

Primera medida y primer escollo: reorientar a la plantilla para que haga banca privada. Puede parecer sencillo, pero ser experto en banca doméstica no significa saber hacer banca privada, como hemos señalado al principio. Por eso, la entidad comenzó a sondear a banqueros privados para ficharlos, pero su proyecto, al parecer poco definido, no ha seducido a la mayoría de ellos.

En cualquier caso, esa es la transformación que exigen desde Alemania y que implica, sí o sí, una reforma de la filial. ¿Hay peligro de segregación? Sí lo hay. Por un lado, quedaría el negocio de banca doméstica, que cuenta con una cartera de hipotecas de 5.000 millones y, por otro, el de banca privada que pretende impulsar Martos. Por cierto, en Italia pretenden hacer lo mismo.

A todo esto, y no es algo menor, en el BCE están muy preocupados con la matriz porque el Deutsche es el banco más apalancado de Europa y lo que tiene que hacer, según el supervisor, es vender activos para aumentar sus recursos propios. ¿Que quiere impulsar la banca privada en España? Muy bien, pero antes debe hacer los deberes. El caso es que ya intentó vender la filial española al completo, pero nadie estaba dispuesto a pagar el precio exigido. Ahora pretende reformar la filial hacia el negocio de banca privada. Ya veremos, porque la competencia es muy fuerte y un cambio tan profundo es muy difícil de llevar a cabo.