Los bandazos que la presidenta de El Corte Inglés (ECI), Marta Álvarez está dando a la gestión parecen demasiados precipitados. Tras el cese del consejero delegado, Víctor del Pozo, ahora le ha tocado el turno al representante más consolidado de la vieja guardia, Óscar Fernandez de Llano, el financiero que tiene en la cabeza todo el balance y un hombre de espíritu discreto, empeñado en ser siempre un número dos.

Encima, fuentes de El Corte Inglés aseguran que Fernández de Llano ha sido cesado pero aún no se ha "ejecutado" el cese, lo que, sinceramente, no sé qué significa. 

A cambio, el ex banquero de inversión Santiago Bau, asumirá sus funciones. Ya hemos dicho en Hispanidad que ahora mismo Bau es el miembro más importante de quinteto rector del actual ECI formado por Marta Álvarez, Gómez Hoces, José María Folache, Rodríguez Arias y Santiago Bau y presidido por la propia Marta Álvarez. Primera sorpresa: su hermana, Cristina Álvarez, se quedaba fuera.

En cualquier caso, el problema de gestión actual en ECI no sólo es que las grandes empresas sean monárquicas y no aristocráticas. A fin de cuentas, en ECI manda un sólo Rey: la presidenta. 

No, el problema puede venir por el propio estilo de gestión de Marta Álvarez, consistente en estar en el todo y en la parte: eso resulta muy complicado. 

Un ejemplo menor: Marta Álvarez no sólo lleva directamente de su mano Confección y Hogar sino que ha entrado en la gestión de confección y hogar y decide personalmente la gestión de compras. Y así, desciende hasta el punto de ordenar que las americanas ya no se llaman americanas sino chaqueta de hombre. Y esto puede ser acertado o erróneo pero no puede ser responsabilidad de una presidenta.

Dicho de otra forma, la presidenta concentra demasiadas responsabilidades. Si a eso unimos el cese de los más veteranos y la llegada de algunos directivos, seguramente excelentes, pero sin experiencia previa en el sector... el asunto se vuelve complicado.