Giorgio Armani ha fallecido a los 91 años. Iba para médico, pero cambió la bata por el traje. Su firma es una de las pocas que todavía son independientes y que escapa al control de los grandes conglomerados del lujo como Louis Vuitton, es decir, LVMH.

El emporio italiano, valorado en más de 11.000 millones de euros, y que cuenta con más de 9.000 empleados en todo el mundo, no solo es un gigante textil, sino también lo es en los segmentos de perfumes y complementos.

Antes de fallecer, Armani se encargó de diseñar al milímetro su legado empresarial y, en este sentido, no ha dado puntada sin hilio. Ha dejado la empresa a su compañero de los últimos años Leo Dell'Orco, pilar fundamental del grupo, y a su hermana Rosana (86 años), además de a sus tres sobrinos: Silvana (69) y Roberta (54), hijas de su hermano fallecido Sergio; y Andrea Camerana (55), hijo de Rosanna. Todos forman parte del consejo de administración. Entre los herederos también figura su propia Fundación.

El propio Armani en una reciente entrevista publicada por Financial Times hablaba de un relevo paulatino que preserve la identidad de una compañía que, en 2024, generó 2.300 millones de euros y que tenía al ya fallecido empresario de la moda como accionista único

El diseñador ha dejado establecido en los nuevos estatutos empresariales, ya en vigor tras su muerte, que prohíbe sacar a Bolsa la empresa, al menos, durante los próximos cinco años (hay que darles tiempo a los nuevos gestores para ‘hacerse’ con la compañía, precisa), exige, además, rigor a la hora de estudiar posibles adquisiciones, y deja establecida una organización del capital con distintas categorías de voto. No se detalla en ellos quién asumirá el cargo de presidente y tampoco de consejero delegado.

Lo que sí dejó claro su fundador, según explica modaes.com, es que no habrá un “momento de ruptura”, según declaró el propio Armani en una reciente entrevista publicada por Financial Times. En ella hablaba de un relevo paulatino que preserve la identidad de una compañía que, en 2024, generó 2.300 millones de euros y que tenía al ya fallecido empresario de la moda como accionista único. Este mes se cumple el 50 aniversario de la empresa y estaba todo preparado para los fastos que, seguramente, vestirán de luto.

Dicen los analistas que el problema del grupo es que no sé sabe, a ciencia cierta, qué va a ser de él. “Armani ha dejado tan repartido el poder que es difícil prever quién tomará las riendas”.

Lo que pervive es el propio carácter de Armani, un tipo duro en la gestión de su compañía. Es famosa su frase: “el jefe soy yo”.

Dicen los expertos que el problema del grupo es que no sé sabe, a ciencia cierta, qué va a ser de él. “Armani ha dejado tan repartido el poder que es difícil prever quién tomará las riendas”

Estamos ante un sector que está protagonizando importantes movimientos corporativos para capear el temporal procedente, principalmente, de China, que ha ralentizado muchísimo el consumo del lujo.

Se habla en los mentideros de los más ricos en esto de la moda, es decir, que es poco más que un cotilleo empresarial, que Giorgio había mantenido conversaciones secretas con Louis Vuitton, o lo que es lo mismo con LVMH, para una posible integración de la compañía italiana en el emporio francés que controla, nada más y nada menos que 75 marcas (entre otras, Christian Dior, Givenchy, Loewe, Tiffany & Co. o Bulgari), y que, por cierto, está organizando también su sucesión.

Bernard Arnault (76 años), su presidente y consejero delegado, tiene cinco hijos que ostentan diferentes puestos en alguna de las marcas más relevantes. El mercado demanda más información al respecto, porque LVMH si cotiza en Bolsa. Y recuerden que Arnault recibió un ‘gran’ regalo por su 76º cumpleaños: podrá continuar como presidente y CEO hasta los 85 años

Lo que sí ha hecho Arnault es crear un holding, controlado por la familia, que tiene el 48% de las acciones del grupo, y que establece las líneas básicas sobre cómo debe ser la gestión.

Estamos ante un sector protagonista de importantes movimientos corporativos para capear el temporal procedente, principalmente, de China, que ha ralentizado muchísimo el consumo del lujo

Hablamos de dos empresas familiares, grandes, muy grandes, eso sí, y sobre las que hay un dato bastante relevante facilitado por Carmignac, gestora de activos (y empresa familiar también). La gestora ha detectado resultados decrecientes después de traspaso de la empresa a los herederos, y que los beneficios fueron casi el doble cuando en la gestión estaba en manos todavía la primera generación, frente a la quinta generación.

Aun así, y según un análisis de Credit Suisse, las empresas familiares son un 4% más rentables respecto a sus rivales que no lo son, para concluir que, si el fundador o la familia siguen en el accionariado de manera significativa, la compañía suele tener un mejor desempeño que sus competidores.