Joseph Oughourlian ha despedido al presidente de PRISA Media, Carlos Núñez y al representante de la Moncloa, comisario José Miguel Contreras. ¿Por qué se oponía a abrir La Séptima una televisión del Gobierno con dinero de Telefónica? No, mientras el dinero lo pusiera Telefónica. No, lo que ocurre es que los jefes de Oughourlian en Amber Capital, que no sabemos quién son, se han cansado de que Sánchez les proporcione todo el dinero que les prometió en operaciones como, por ejemplo, INDRA y han puesto a Contreras y a Carlos Núñez de patitas en la calle.

Además, se ha alíado con la familia Bolloré (Vuvendi), los herederos de Canal+, aquella obra cumbre de la masonería francesa de derechas, mientras que Oughourlian pertenece a la masonería de izquierda norteamericana.

Entre ambos suman un 41% el capital: ahora sólo falta saber si el Santander, que directamente no llega al 5% del capital de PRISA pero que, ojo, tiene pignoradas las acciones de los hermanos Polanco y posiblemente la de algún otro minoritario, se les une y se enfrenta a Sánchez. No estoy seguro.  

¿Y todo esto es importane? No, lo importante es es que PRISA lleva en quiebra técnica varios años, y aguanta con depredadores como Oughourlian y con los fondos que les donan las empresas por indicación de Moncloa. Ahora lo que está en peligro es algo mucho más relevante, su reputación: El País y la SER han dejado de ser referentes en la prensa y la radio españolas. Antes podías estar de acuerdo o en desacuerdo con su ideario progre pero sus informaciones eran valoradas. Ahora lleva años cambiando de rumbo, El País se te cae de las manos y en la SER se ha convertido en un altavoz sanchista.

Y esto sí que es grave.