Que durante la instrucción de un caso, la relación entre el juez y el fiscal no sea la de dos amigos que se van de cañas, es normal. Ahora bien, tampoco es habitual que la tensión entre ambos sea tan grande como la que se da actualmente entre el juez Manuel García-Castellón y el fiscal Alejando Cabaleiro.

El caso es que el primero pretende, tras varias prórrogas, cerrar ya la instrucción de manera definitiva, esto es, el próximo 29 de julio, que fue la última fecha fijada de acuerdo con el fiscal.

Ahora bien, todo se le ha venido abajo tras la aparición de nuevo indicios que Cabaleiro no está dispuesto a dejar pasar y que motivaron el durísimo informe del que hablamos el pasado jueves en Hispanidad. Las conclusiones del escrito se resumen en dos: la instrucción no se puede cerrar ahora y el banco BBVA debe seguir imputado como persona jurídica.

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García-Castellón quiere zanjar la instrucción y Cabaleiro, por el contrario, seguir investigando. Lo peor, lo que ha disparado la tensión entre ambos, es que el fiscal considera que el juez es un traidor que se ha puesto de parte del banco. Por eso, según Cabaleiro, no quiere ahondar en los nuevos indicios e iniciar una nueva ronda de interrogatorios, incluido el de la jefa de la Asesoría Jurídica del banco, María Jesús Arribas. Por cierto, una declaración que, de llevarse a cabo, podría significar un antes y un después en el proceso, ya que, según Antonio Béjar, el exdirectivo que más ha colaborado con la justicia, lo sabe todo.

Así las cosas, lo más probable es que García-Castellón opte por prorrogar la instrucción una vez más, como le solicita Cabaleiro, ya que, aunque la decisión final es suya, no es habitual que un juez contradiga al fiscal y menos aun tras un informe tan contundente como el que le remitieron.

En la otra orilla, Carlos Torres suspira porque el magistrado dé carpetazo definitivo a la instrucción y desimpute al banco. No parece que se vayan a cumplir ninguna de las dos cosas.