La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha reconocido esta semana que las medidas energéticas aprobadas por el Gobierno son “más paliativas que estructurales”, un buen resumen del estado de la cuestión, pero el recorte de beneficio de las eléctricas, que aguardan a determinaciones más profundas, ya ha comenzado.

Cierto es que el próximo marco regulatorio les inquieta a todas, mientras hacen sus cábalas. Ahora bien, de un modo u otro -en función del fuerte de cada una- le afecta directamente a las tres grandes, Endesa, Iberdrola y Naturgy, y, de otro modo a todo el sector, incluso a Repsol, la última en incorporarse al mercado eléctrico.

La conclusión está clara: les asusta Podemos, artífice del pacto para los Presupuestos, que tiene otra derivada más: su papel será clave en el horizonte más inmediato. El Gobierno ya anunciado que creará, “de manera inmediata”, un grupo de trabajo con su grupo parlamentario para desarrollar el proyecto de ley de cambio climático, previsto para antes de que acabe el año.

El sector cierra mal una semana intensa, alertada por las “necesidades de fondo” de las que habla Ribera

El termómetro bursátil, no siempre preciso y muchas veces asustadizo, da una idea del resto: lo que temen los inversores. La reacción tras los anuncios oficiales fueron fuertes caídas, en un Ibex que también se desvanecía pero mucho menos.

Con el índice selectivo en -1,69%, superaron el 4% de caídas Endesa (-4,49) y Naturgy (-4,46), mientras en Iberdrola se limitó al -2,3%. Ojo, pero afectó a todo el sector, no sólo a las grandes: Acciona (-4,36), Red Eléctrica (-2,98%), Repsol (-3,7%) o Enagás (-2,68%).

La semana, en fin, ha sido intensa para el sector, que analiza con lupa lo que para la ministra Ribera son “necesidades de fondo” en la actualización del modelo energético. En cualquier caso, hay muchos intereses en juego, que son objeto de negociaciones. No es casual, en esa estela, que las eléctricas pidan, directamente, o sugieran, desde un foro que amplíe su voz, como ha hecho Sánchez Galán en el Congreso, haciéndose querer: la luz es barata porque ha subido un 30% menos que las rentas familiares. No debió convercer a Ribera con sus explicaciones.

La ministra quiere acabar con la sobrerretribuciones a las energías que han amortizado la inversión

El colofón, sí o sí, está en lo que ya avanzan los Presupuestos pactados entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, sobre la transición que prepara de Ribera, que debe acabar en la descarbonización, primera entrega, y en el futuro, en un modelo 100% renovable.

Ahí entran en juego todos los afectados y todas las fuentes de energía. Los interlocutores para la ministra son Sánchez Galán, José Bogas, consejero delegado de Endesa, a quien llama la ministra -también se le ha quejado de que los italianos de Enel piden mucho e invierten poco- y Francisco Reynés, presidente de Energy. Conocen los tres de primera mano el horizonte verde sobre el que cabalga Ribera, la más verde del Gobierno Sánchez.

La declaración de intenciones que recogen los Presupuestos es clara. Algunas de ellas habían sido ya anunciadas tras el real decreto aprobado la semana pasada, con medidas para frenar la pobreza energética, pero no así otros.

En concreto, el objetivo de los próximos cambios normativos sobre el funcionamiento del mercado pretenden acabar “con la sobrerretribución (los beneficios caídos del cielo)” de unas tecnologías instaladas en un marco regulatorio diferente, que “han recuperado sobradamente sus costes de inversión.”  La diana de ese disparo es la energía hidroeléctrica y nuclear.

Habrá límites en el cobro que perciben para abaratar la factura de la luz y se revisarán los pagos por capacidad

Propone, en concreto, dos vías: fijar un límite en el cobro que perciben destinado a abaratar la factura de la luz, y la revisión de los pagos por capacidad, o lo que es lo mismo, las retribuciones complementarias para incentivar la inversión y asegurar la su disponibilidad para el suministro.

Otros aspectos ya eran conocidos, como los bonos eléctrico y gasista, para lo que se dota un fondo de 50 millones, o el próximo marco reglamentario para fomentar el autoconsumo (ya hemos explicado que si el consumo propio alcanza una cuta del 10%, la tarifa de la luz subirá un 6%).

La medida transitoria para abaratar la luz, conocida también, es la supresión durante seis meses del impuesto del 7% a la generación eléctrica y el impuesto especial de hidrocarburos (céntimo verde). Ahora bien, no pasa lo mismo con el impuesto especial del carbón, que se mantiene.

Endesa seguirá castigada por las centrales de carbón, no así Naturgy, con las de ciclo combinado 

Es un aviso a navegantes del cierre de la mayoría de plantas térmicas después de 2020. El Estado recorta la recaudación, por el primer impuesto, en unos 1.000 millones, pero lo compensa con creces con los ingresos de 1.400 por los derechos de emisión de CO2, además de los que le seguirán llegando por la tasa especial del carbón (1.300).

Esas medidas afectan directamente a Endesa, Iberdrola y Naturgy. Para la primera, por ejemplo, especialmente agraciada por la supresión temporal del impuesto del 7% -así lo han explicado los analistas de Citi-, sigue damnificada por el especial al carbón, carbonera como es.

Las tres mejorarán sus márgenes sin la tasa a la generación y Naturgy se ve compensada además por la liquidación del céntimo verde, que afecta a la actividad de sus centrales de ciclo combinado (gas), que representan el 60% de su parque de generación.