Entre el paquete de medidas energéticas aprobadas en el último Consejo de Ministros, el Gobierno incluyó la promoción del autoconsumo eléctrico, con la exención de cargos y peajes. Se ha concretado así la muerte anunciada del mal llamado impuesto del sol, que introdujo el PP, pero queda por delante la regulación del autoconsumo, mucho más compleja que esa derogación, un tanto efectista, si lo que se pretende es fomentarlo.

Con todo, es necesario tener en cuenta el coste para el resto del sistema eléctrico. No, obviamente, al nivel de instalaciones actuales con placas fotovoltaicas, que la ministra Teresa Ribera cifró en España en un millar, a pesar de la generosidad del sol en estos estos lares, frente al millón que hay de un país frío como Alemania.

Ahora bien, no ocurriría lo mismo si el autoconsumo se comiera una cuota significativa, en cuyo caso el efecto repercutiría directamente en la tarifa de la luz. Depende de la cuota, como digo, pero si esa cuota fuera del 10%, el impacto en costes para el sistema estarían entre 860 y 1.000 millones de euros, o lo que es lo mismo: el precio de la luz subiría un 6%.

La pobreza energética afecta a 4,6 millones de españoles, pero también pagarían, como el resto, para compensan las 'ausencias' del autoconsumo 

Es lo que el resto de consumidores tendrían que pagar en la factura para compensar así la ausencia de cargos y peajes de los autoconsumidores, ya eximidos.

Ese cálculo está en el informe de Boston Consulting Group, encargado a la consultora hace tres años por el Ministerio de Industria. El estudio tiene en cuenta diferentes escenarios. Con el nivel actual de autoconsumo, que no llega ni al 1%, el impacto es insignificante (hace tres años en concreto, era del 0,1%). Con el 1%, el impacto sería de 65,7 millones, mínimo.

De hecho, la consultora animaba en ese sentido a impulsar el autoconsumo en España con la exención de pagos. Ahora bien, la situación cambiaría significativamente si, con las mismas condiciones, la cuota llegara a porcentajes más elevados. En ese caso, el resto de consumidores tendrían que pagar en el recibo de la luz lo que no pagan los que tienen instalaciones de autoconsumo.

Boston Consulting Group puso cifras hace tres años al impacto económico del autoconsumo en distintos escenarios 

El agravio en ese caso estaría servido, sobre todo si tenemos en cuenta que la pobreza energética afecta a 4,6 millones de españoles, según los datos de la ministra Teresa Ribera. Es muy difícil que esos millones de personas estén en disposición de disponer de las placas necesarias para autoconsumo.

El nuevo decreto, no obstante, promueve el autoconsumo compartido, a diferencia de hasta ahora, y lo incluye también como derecho. Abre la puerta así a instalación en bloques de viviendas o comunidades de vecinos, no solo en los chalets de las afueras. Al mismo tiempo, esa norma reduce drásticamente los trámites burocráticos para la autorización administrativa.

Los permisos de conexión se mantienen para las instalaciones grandes que viertan electricidad en la red, no así las domésticas o con una potencia igual o inferior a 15 Kw. El nuevo decreto se refiere también a los excedentes y adquisiciones de los autoconsumidores, sometidos al mismo tratamiento que los del resto generadores y consumidores y apunta que se podrán desarrollar mecanismos de compensación para instalaciones menores de 100 kW.