El Banco de España (BdE) ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento para este año, principalmente por las restricciones de movilidad impuestas tras el aumento de la incidencia de la pandemia y por la lentitud en la administración de las vacunas. Así, en el escenario central, el crecimiento en 2020 será del 6% del PIB en lugar del 6,8% previsto anteriormente.

Lo cierto es que el año ha comenzado peor de lo esperado, de tal manera que el PIB del primer trimestre no sólo no crecerá sino que caerá un 0,4%, según el Banco de España y nada hace pensar que vaya a mejorar durante el segundo trimestre, con más rebrotes y la vacunación muy por debajo de lo previsto.

El lunes, Nadia Calviño habló de “ralentización” de la economía durante los primeros compases del año, pero se agarró al clavo ardiendo de las últimas semanas de marzo para mantener la previsión de crecimiento del 7% en 2020.

La buena noticia es que el crecimiento en 2022 será del 5,3% frente al 4,2% previsto anteriormente, para caer hasta el 1,7% en 2023, el mismo nivel previsto en las anteriores estimaciones.

El futuro pinta de color de hormiga. Con todas las cautelas habidas y por haber debido a la gran incertidumbre existente, la velocidad de crucero de la economía española prevista para más allá de 2023 se sitúa ligeramente por encima del 1%. Hasta ahí, bien. El problema surge cuando nos fijamos en la deuda de las Administraciones Públicas, que será del 117,6% del PIB en 2023 en el escenario central, del 112,8% en el mejor de los casos y hasta del 125,5% en el escenario más severo, según el BdE.

En definitiva, ¿es poco crecimiento para pagar tanta deuda? Según Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España, no podemos hablar de antesala de crisis de deuda porque también hay que valorar otras variables como, por ejemplo, los tipos de interés, que continúan en niveles históricamente bajos.

Las previsiones mejoran para el empleo, algo que no era muy difícil y que, en cualquier caso, no tiene en cuenta a los trabajadores en ERTE. Así, cerraremos 2020 con una tasa de paro del 17% frente al 18,3% anterior, bajará hasta el 15,1% en 2022 (frente al 15,6% anterior) y hasta el 14,1% en 2023, mejorando el 14,3% previsto en diciembre de 2020.

Por cierto, las previsiones para 2022 tienen en cuenta la vacunación de la gran mayoría de la población, que debería estar inmunizada a finales del presente ejercicio, según el BdE. ¿Será posible, teniendo en cuenta que a día de hoy sólo está inmunizada el 4,4% de la población? Lo que está cada vez más claro es que no llegaremos al verano con el 70% de los españoles vacunados, por mucho que insista el Gobierno.