Los tres actos del fin de semana -Colón, Congreso de Podemos y Primarias socialistas en Andalucía, coinciden en -y conducen a- una España sin principios y sin ideas.

Empecemos por el acto de la plaza madrileña de Colón, que fue un éxito de convocatoria para estos tiempos de epidemia. Fue un acto contra los indultos que Sánchez va a otorgar a los líderes catalanes del Procés. Otra vez hemos ‘conseguido’ convertir al separatismo catalán en la reina de la fiesta política española. Como si en España todo dependiera de lo que sienten la mitad de los habitantes de una región que posee 7,5 millones de vecinos, frente a una población española de 47 millones. Y encima son los que odian a España.

PP, Vox y Ciudadanos pergeñaron un acto anti-indulto (en efecto, los indultos son injustos y pro-nada). Era un acto-anti, no un acto-pro.

Ione Belarra, nueva lideresa de Podemos: el leninismo se diluye en vulgar feminismo

Lo más grave, quizás, sea lo de Santiago Abascal, que lleva demasiado tiempo sin plantearse como una alternativa de Gobierno. Si Vox se queda en la unidad de España será un partido marginal: el Pepito Grillo del PP que, además, fingirá hacerle caso en esto y recogerá la portavocía de la España unida. Y el problema de centrarse en la unidad de España -que no es mala cosa pero no es suficiente- es que lleva una segunda pregunta: ¿unidad alrededor de qué? La respuesta es unidad alrededor de los principios cristianos, que son los que conformaron España. De otra forma, se tratará de un patriotismo tan vacuo como el de Ciudadanos.

Porque lo malo del separatismo catalán es que se ha convertido en una religión que pretende sustituir al catolicismo catalán, que ese sí es secular. Por decirlo de otra forma: la suspensión-supresión de la Adoración al Santísimo en el Sagrado Corazón de Barcelona (Tibidabo) que denunciara en Hispanidad el historiador Javier Paredes, resulta más significativa sobre lo que ocurre en Cataluña que las provocaciones bobaliconas de un Gabriel Rufián, las tontunas de Puigdemont o las cesiones de Pedro Sánchez en nombre de la concordia… que es cosa de mucha risa.

Juan Espadas gana las primarias a Susana Díaz y consolida al Sanchismo

Mientras, Isabel Díaz-Ayuso vuelve a adelantarse a Pablo Casado y planea en público la pregunta clave: ¿para qué sirve el Rey?

Ojo, no se sabe si se trata de una crítica a Sánchez, que obliga a firmar los indultos al monarca, o al Monarca, que firma todo lo que le ponga Sánchez encima de la mesa, con ese aire de imparcialidad absoluta que se confunde con anonadamiento y que lleva a muchos a hacerse la pregunta de marras: entonces, ¿para qué sirve el Rey si no tiene vida propia?

Segundo acto: Ione Belarra, nueva lideresa de Podemos. ¡Qué sorpresón! Ni el comunismo podemita consiguió una mayoría búlgara pues se quedó en el 85% de los votos cuando virtualmente no tenía oposición. Pablo Iglesias huyó del fracaso. Y lo que es más grave, y más representativo: el leninismo -cosa tan seria como lamentable- de Podemos se diluyó en vulgar feminismo.

Es el culto al líder... pero muchos socialistas se niegan a rendir pleitesía a un ególatra tan superficial como Pedro Sánchez

Juan Espadas gana las primarias a Susana Díaz en el PSOE andaluz y consolida al Sanchismo. El viejo PSOE andaluz de Felipe González ha sido jubilado oficialmente y la izquierda moderada se ha convertido en el culto al líder, un líder adolescente, ególatra, que ha convertido el PSOE en una mera maquinaria de reparto de cargas previo juramento de fidelidad al líder. Y claro, ningún socialista inteligente puede rendir pleitesía a un sujeto tan superficial como don Pedro.  

Tres actos muy distintos que confluyen en el mismo cenagal: la España sin principios, sin ideas, sin ideología. La España que sólo trata de mantener su unidad, es decir, su existencia. Y la pregunta sigue siendo la misma: ¿Para qué?