Toyota ha cerrado su último ejercicio fiscal (abril de 2018 a marzo de 2019) con un 24,5% menos de beneficio, aunque ha aumentado sus ingresos y ha tenido récord de ventas (10,6 millones de unidades, un 1,6% más). En concreto, el mayor fabricante japonés de vehículos ha ganado 15.257 millones de euros, menos que en el ejercicio anterior cuando se beneficio de la reforma fiscal de Trump en EEUU y por el efecto de los tipos de cambio, y ha facturado 245.276 millones (+2,9%). 

Cifras que demuestran “la resistencia de Toyota en un momento en que el sector se enfrenta a varias crisis”, según ha señalado su presidente, Akio Toyoda. La reducción de costes, la optimización de la mercadotecnia y la mejora de la productividad han mitigado “el efecto negativo del encarecimiento de las materias primas”, en palabras del vicepresidente ejecutivo, Koji Kobayashi. Ahora, Toyota aspira a convertirse “en una empresa de movilidad, y no sólo de automóviles”, según Toyota, algo que avala las inversiones realizadas en las empresas de servicios de transporte bajo demanda Uber y Grab, y en el gigante tecnológico Softbank. Vamos, que cualquier día veremos coches taxis Toyota o coches autónomos Toyota.

Junto al récord de ventas, conviene destacar el descenso en Norteamérica y Japón, frente al avance en Europa y en el resto de Asia gracias a China. Para el próximo ejercicio, Toyota estima alcanzar los 10,74 millones de unidades, es decir, un nuevo récord; además de un beneficio neto de 18.260 millones de euros (+19,5%) y reforzar su posición en EEUU y China.