La sociedad digital es frágil y se ha vuelto a constatar esta semana notablemente. A los ataques deliberados que hacen los hackers contra compañías (JBS ha sido la última víctima), instituciones o administraciones, se suman los fallos informáticos (los teléfonos de emergencias franceses que gestiona Orange).

JBS ya ha vuelto a operar con normalidad después del ciberataque sufrido hace unos días. El gigante de la alimentación que tiene sede en Brasil y es el mayor productor de carne fue objeto de un ataque informático con exigencia de recompensa por parte de una organización criminal que le obligó a cerrar sus plantas en EEUU, Canadá y Australia. Muchos consideraron que dicho ataque se lanzó desde territorio ruso y justo unas semanas antes de que se produzca la cumbre de Ginebra entre los presidentes de EEUU y Rusia, Joe Biden y Vladimir Putin, respectivamente, el próximo 16 de junio. Este último acto cierra la apretada agenda del presidente estadounidense que cruzará el océano Atlántico para acudir a la cumbre del G7 en Reino Unido, tener un encuentro con la Unión Europea y con la OTAN en Bruselas.

JBS tuvo que cerrar sus plantas en EEUU, Canadá y Australia tras el ciberataque y hace un mes, la víctima fue el oleoducto Colonial, el más grande de EEUU

Un gran ciberataque que se suma al que sufrió el oleoducto Colonial, el más grande EEUU, hace un mes. Tuvo que pagar un rescate de 5 millones de euros a un grupo de hackers vinculado a Rusia, que atacó su sistema, paralizando el suministro de combustible durante días en el sureste estadounidense.

Claro que esta semana también ha habido importantes fallos informáticos, concretamente los que sufrieron los teléfonos de emergencias franceses, que gestiona Orange, durante horas en la tarde del miércoles. Una caída masiva que, por ahora, sería la causante de tres muertes, aunque se ha abierto una investigación. El gobierno francés ha calificado el suceso de “inaceptable” y el presidente, Emmanuel Macron, está muy preocupado por lo ocurrido y, aunque Orange se disculpó, su máximo directivo, Stéphane Richard, ha sido llamado a acudir al Elíseo. 

La tragedia digital puede provocar que olvidemos nuestra historia, advertía Vinton Cerf, uno de los creadores de Internet. Hemos pasado de almacenar en un disquete a un CD, a un pendrive... y ahora a la nube​

No hay que olvidar que en agosto de 2019, la aerolínea British Airways (que pertenece al holding aéreo IAG, en el que también está Iberia) sufrió un importante fallo informático que provocó cancelaciones y retrasos de numerosos vuelos. Y más recientemente, en España, ha habido fallos informáticos en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el antiguo INEM, y aunque desde Moncloa no se ha dado mucha información al respecto, parece que fue atacado por un virus informático… y ha durado unas cuantas semanas.

Todo lo anterior -y otros muchos casos- ponen de manifiesto que, a pesar de que el mundo ha avanzado notablemente y la tecnología ha tenido mucho que ver en ello, no es oro todo lo que reluce. Y es que uno de los creadores de Internet (Vinton Cerf) advertía hace unos años que la tragedia digital puede provocar que olvidemos nuestra historia. En concreto, se aterraba ante la posibilidad de que nuestros descendientes se pregunten cómo fueron los siglos XX y XXI, porque lo bueno de la informática es que ahorra espacio y lo bueno de las telecomunicaciones es que ahorran tiempo. Un ejemplo que ilustra bien esto es que hemos pasado de almacenar datos (documentos, fotos, etc.) de hacerlo en un disquete (también denominado flopy) a un CD, a un pendrive… y ahora a la nube. El problema es que está última es tan digital que no la podemos ver físicamente.