En campaña electoral -que sí, que ya estamos en campaña- Pedro Sánchez, y su asesor todo terreno, Iván Redondo, no tienen la menor intención de perder el apoyo de 'El País' (y la cadena SER). Todo apoyo es bienvenido en un Gobierno que no tiene clara su victoria, sobre todo si se precipita la crisis económica (o la sensación de crisis). Y sí, se está precipitando. No la crisis, sino la sensación de crisis. Y después de que Cebrián vendiera su primogenitura a Mariano Rajoy… nunca jamás.

En Moncloa exigen que el trío Estefanía, Gallego-Díaz y Cué sigan en el timón ideológico del Grupo

Y el enemigo es el rayo que no cesa. Contemplar en la CNMV la tabla de accionistas del cotizado grupo Prisa, es algo que no debe hacerse sin un manual de instrucciones. Pero, en total, el fondo Amber (¿Quién lo controla?, ¿Alierta o el franco-armenio Joseph Oughourlian? Pongamos que ambos), y si suman la sociedad Oviedo, controlaría casi el 30%.

A esto unan que Alierta presume de haber llegado a una entente con el HSBC, prisionero en Prisa, que posee un 9,4%. Es decir que directa o indirectamente, el expresidente de Telefónica controlaría más de un 38%.

El expresidente de Telefónica blasona de controlar un 39% de Prisa

Tal es el porcentaje del que presume aunque sin chillar, no vaya a ser que alguien le advierta de que debe lanzar una opa por superar el 30%.

Sánchez siente un especial animadversión por Alierta. Y Sánchez tiene poquísimos defectos y un elenco enorme de virtudes pero entre sus defectos se encuentra uno pequeñito, llamado resentimiento. El presidente en funciones es un rencoroso compulsivo, que ni perdona ni olvida, ni se lo propone.

En consecuencia, no le perdona a Alierta su apoyo a Susana Díaz, en aquella época en que al bueno de Peter no le querían ni en su casa de Ferraz.

Así que Moncloa obliga a Telefónica a no traspasar a Alierta su 9% de capital y eso que el presidente de Telefónica, Álvarez Pallete lo haría de mil amores. Porque el veto no estriba tan sólo en no vendérselo a Alierta sino en no vendérselo a nadie… y eso sí que lo haría Telefónica de muy buena gana.

Telefónica no cederá su 9% a César Alierta, aunque de buena gana lo vendería mañana

Y lo que es más importante: Sánchez exige que el trío que ahora controla ideológicamente Prisa –Joaquín Estefanía, Soledad Gallego-Diaz y Carlos Cué- siga en el timón ideológico, como garantía de a quién apoyará el diario en las próximas elecciones del 10-N. O de a quién seguirá apoyando. No se rompan la cabeza: A Sánchez y al PSOE. Están lanzados.

Ojo que aquí entra otro factor en juego: Alierta, según próximos a su figura, habría perdido mucho dinero en opciones sobre Telefónica, y culpa de la baja cotización al actual equipo directivo de la operadora. Porque, al final, la pregunta en los mentideros madrileños es: Y si usted, señor Alierta, dispone realmente de esa participación, y dado el exiguo valor de Prisa, ¿por qué no ha lanzado ya una opa?

En el entretanto, Carlos Slim, otro enemigo de Alierta, aumenta su participación en Prisa -ya está en el 4,1%-. Y lo más curioso, a pesar de su imputación en el Caso Púnica, Ana Botín se resiste a cesar a Monzón, tanto de la Presidencia de Prisa como de la de OpenBank.

Así que la que manda en Prisa, es Ana Botín como delegada de don Pedro Sánchez -por cierto, ambos se entienden-, lo que no deja de resultar curioso, dado que el Santander sólo posee el 4,1% del capital aunque también es cierto que además ejerce como como principal acreedor bancario.    

Detalles complementarios: Prisa está en quiebra técnica y probablemente la recomposición de la moribunda prensa vegetal española dependerá de lo que ocurra con su buque insignia. Hoy, lo que influye en España es la TV y las redes sociales. Para desgracia nuestra.

Tampoco está claro si la prensa clásica influye en la España real. En la oficial ya sabemos que sí.

La ideología que vende Prisa es lo políticamente correcto, hoy la progresía que tanto ha contribuido a la decadencia de España.

Pero todo esto ¿a quién le importa?