Se decía de Emilio Botín que su modelo de gestión consistía en el movmiento continuo: si dejaba de pedalear se caía. De Florentino Pérez podría decirse algo similar. Por ejemplo, con los estados contables correspondientes al ejercicio vencido. Veamos:

Al final en la tarde del martes se han despejaban las principales incertidumbres de los tres últimos meses del ejercicio de ACS. En los últimos días, el anuncio de los resultados de Hochtief, que presentó unas pérdidas netas de 206,2 millones de euros (M€), frente a los 543M€ positivos registrados en el pasado ejercicio. Ello a consecuencia del impacto negativo de 833M€ contabilizados por el agujero generado en su filial australiana Cimic por la venta de su negocio en Oriente Medio. Y todo esto podía hacer presagiar que la compañía de Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) podría acusar estas pérdidas, dada la importancia de la compañía alemana en la consolidación del grupo, que ha registrado cerca de 400M€ como consecuencia de esta circunstancia.

Pero no ha sido tan terrible como cabría esperar y gracias a la buena estrella de ¡Oh capitán, mi capitán!, el ejercicio 2019 se ha cerrado para ACS con un resultado neto de 962M€ que se ha quedado a las puertas de llegar al millar, objetivo que se había marcado para el 2019, y que aun así representa un 5,1% más que el beneficio del pasado ejercicio. Inmediatamente, vamos a ver cómo se ha obrado este ‘maravilloso portento financiero’ en las cuentas de la compañía.

Las ventas registradas han sido de 39.049M€ que representan un 6,5% de crecimiento interanual, donde los negocios en América del Norte, con 19.377M€ de aportación (49,6%), y un crecimiento del 16,4% respecto a 2018, han salvado el epígrafe, contrastando con el crecimiento cero de las ventas en Europa y el descenso del 5,1% en África. Por países, hay que destacar el crecimiento del 19,2% en EEUU y el descenso del 21,4% en Alemania, mientras que España, que aporta el 13% de las ventas, crece el 4%. En cuanto a la aportación por actividades, hay que destacar el negocio de infraestructuras, (79% de aportación), que ha crecido un 7,5% respecto a 2018.

La cartera de pedidos ha crecido en 5.534M€ (+7,7%), prácticamente con igual distribución geográfica de las ventas: +11,8% en América del Norte, +17,6% EEUU, +8,6% Europa y en este caso sorprende el crecimiento del 18,6% de Alemania. En España, las carteras descienden un 3,1%.

Los gastos operativos crecen, un 7,4% los de explotación y un 6,1% los de personal, por lo que el Ebitda (3.148M€) es un 7% superior al del pasado ejercicio.

En otros resultados (-1.533M€) se han registrado los 1.695M€ de la provisión por la operación de Cimic ya reseñada en la introducción, y el resultado financiero de -255M€, que es un 6,6% peor que el de 2018, con una deuda financiera bruta de 9.392M€, de los que 4.414M€ son con entidades de crédito, mientras que la deuda financiera bruta en 2018 era de 8.191M€.

Resumiendo: la difícil situación creada por Cimic se ha salvado, en parte, por una buena cifra de ventas y, una parte importante, por la nueva venta de energía renovable, a las que ha dedicado unos 674M€ de inversiones en nuevos proyectos y ha vendido -250M€- su cartera de activos y proyectos fotovoltaicos, de los que aún espera obtener 80M€ más, y también gracias a la aportación de la participación en Abertis, que le han aportado 245M€ más. Pero ojo con Abertis, que fue compra apalancada.

En definitiva, por este ejercicio, aun no habiendo llegado al objetivo de los 1.000M€ propuesto, ACS puede darse por satisfecha de haber superado la peladilla que ha tenido que encajar vía Hochtief, que desde su incorporación al grupo había sido un poco la estrella de los resultados y este ejercicio ha sido la ‘estrellada’.

Lo dicho, hay que pedalear de continuo y vender mañana lo que compras hoy.