El presupuesto de la Fundación Bancaria Caixa para 2019 (ver el documento adjunto) será de 545 millones de euros, cifra récord que sitúa a Caixa (40% de Caixabank y demás participaciones de Criteria) a la cabeza de las fundaciones europeas.  

Pero ese récord no es la noticia. La noticia consiste en que Fundación Bancaria Caixa vuelve a ser la Caixa, es decir, la caja de ahorros. Esto es, recupera la denominación con la que se le conoce popularmente y la denominación de un sector financiero modélico, como era el de las cajas de ahorros y que, ahora, tras la más mentirosa campaña de la modernidad financiera teledirigida por el PSOE y el PP, se han convertido en ejemplo de malas prácticas bancarias.

Lo de fundación bancaria ha sido por imposición legal... del PSOE y del PP, que fueron quienes terminaron con las cajas de ahorros

Las cajas no cayeron porque los cajeros fueran malos gestores (siempre fueron mejores que la banca) y tampoco por la politización de las entidades (cuya culpa y causa fue de los partidos políticos y de los sindicatos). Cayeron porque el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) y el Banco Central Europeo (BCE) exigían y exigen que toda institución de crédito sea sociedad anónima (es decir, con ánimo de lucro) y cuanto más grande, mejor. Al capitalismo internacional no le gusta lo pequeño.

Isidro Fainé ha sabido capear el temporal, ha conseguido convertir la Caixa en la mayor fundación de Europa, ha conseguido que Caixabank sea un banco de referencia... y ahora ha debido cerrar el círculo devolviendo la ONG Fundación Bancaria Caixa a su puesto original: La Caixa. Y no se alimenta de los presupuestos públicos o de sus participaciones industriales y de la propia participación en Caixabank.  

Ahora ya sólo falta que caiga en los alabados y venenosos principios de desarrollo sostenible de Naciones Unidas

En el fondo, Fainé ha conseguido resucitar a la caja de ahorros. Es como para quitarse el sombrero ante un banquero tan especial que, obligado a convertir su caja en banco, ahora consigue resucitar la caja. Sin duda, el último cajero.

Ahora sólo falta que ni La Caixa ni Caixabank caigan en lo políticamente correcto. En primer lugar, en los venenosos principios de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, que no son otra cosa que la filantropía abortista y transhumanista del engendro ONU. Es un peligro al que se enfrentan todas las empresas y todas las ING. Cuidadín, no vaya a ser que hayamos vencido al capitalismo salvaje para car en el capitalismo depredador