Todo comenzó con la compra de Caprabo en junio de 2007, justo antes del estallido de la crisis, por 1.300 millones de euros. Desde entonces, Eroski ha estado atenazada por una deuda que, tras la compra, se disparó hasta los 2.270 millones de euros y que actualmente se sitúa en 1.540 millones. De esa cantidad, el 75% (1.155 millones) está en manos -por orden de mayor a menor- de Santander (que sumó la del Popular), BBVA, Caixabank, Sabadell y Bankia.

En julio de este año, la cadena de distribución llegó a un acuerdo con las entidades para refinanciar el 95,5% de la deuda hasta 2024.

Estamos hablando de una de las firmas más emblemáticas de Grupo Mondragón, la mayor cooperativa de Europa, que cuenta, en total, con 264 entidades y 81.837 trabajadores

Solo cuatro meses después, según fuentes próximas a la compañía consultadas por Hispanidad, el Sabadell ha vendido la deuda (130 millones) a Bank of America Merrill Lynch, ojo, con una quita del 70%. En otras palabras, la banca acreedora, que, a pesar de la refinanciación de julio lleva meses desconfiando de Eroski porque no acaba de ejecutar un plan de desinversiones, ha comenzado a poner los pies en polvorosa.

Estamos hablando de una de las firmas más emblemáticas de Grupo Mondragón, la mayor cooperativa de Europa, que cuenta, en total, con 264 entidades y 81.837 trabajadores. En 2018, Eroski ganó 1,9 millones de euros, un 94% menos que en 2017. Este año no ha comenzado mejor y la facturación cayó un 2,7% desde febrero a julio. El beneficio antes de impuestos y de resultados financieros fue negativo en 19 millones, frente a los 83 millones de beneficio registrados en julio de 2018.

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