Desgraciadamente, no será fácil tumbar a Soraya Sáenz de Santamaría, sin duda el peor líder para el PP de todos los que se presentaron.

Insisto en el perfil: Soraya es una mujer moralmente frívola e intelectualmente superficial. Más retórica que dialéctica, muy trabajadora, eso sí, pero a la que aburren los principios y los conceptos. Aznar creó una derecha acomplejada y Rajoy una derecha tibia y Soraya ya ni se preocupa en hablar de ideas ni de ideología: lo suyo es la derecha navajera que predica unidad mientras apuñala al compañero.

Pinta mal: una unión Casado-Cospedal rompería el partido

Pero la candidata más frívola y más superficial ha venido con el 37% de los votos frente a los 34% de Casado y al 26% de Cospedal, mientras, han perdido José Ramón García Hernández, el candidato más íntegro y con la cabeza bien amueblada (1,15%) y el candidato mejor preparado, José Manuel García Margallo, con un 1,17% de los sufragios. Peores resultados no podían darse para la regeneración del PP. Echamos al presidente y nos quedamos con su vicepresidenta. El peor candidato de todos los posibles, al menos para los católicos, ha vencido en las primarias del Partido Popular, gracias a Andalucía, donde manda Javier Arenas, que tenía la orden de Rajoy de apoyar a Soraya.

Ahora llega la segunda vuelta, la de los compromisarios. Aclaremos: es verdad que Soraya es más popular entre el conjunto de la militancia (llevan años viéndola en televisión) que en el aparato, pero también lo es que, aunque nadie sepa por qué y todos lo sospechen, Soraya tiene atado y bien atado a Mariano Rajoy.

Y entre los compromisarios, el pucherazo pro-Soraya puede ir a más

¿Es posible una alianza entre Dolores de Cospedal y Pablo Casado? Sí, y casi legítima, por que lo cierto es que la diferencia entre Soraya y Casado ha resultado muy escasa. Pero es un riesgo: rompería el partido aún más, entre ministros y miembros del aparato. Entre los compromisarios, el voto pro-Soraya, curiosamente, no tiene por qué ir a menos, puede ir a más.

En cualquier caso, ¿el triunfo final, en la segunda vuelta, de Soraya regeneraría el partido? Naturalmente que no. De hecho, le hunde aún más en el fango moral en el que el PP lleva enlodado desde hace tanto tiempo.

¿Y el de Pablo Casado? Pues sorprende que el hombre que ha callado frente a todos los ataques contra la familia y la vida y toda la cobardía al respecto en su formación, se presente ahora como defensor de esos valores. Y, hablando de familia natural, también sorprende que tenga como principal apoyo al hombre del lobby gay en el PP, Javier Maroto.

En cualquier caso, el resultado no ha podido resultar peor.

Seguiremos informando.